Esta música clásica relajante ayuda a los neonatos a sentir menos molesta la prueba del talón. Así lo reflejan los resultados de un ensayo clínico realizado a un centenar de bebés en Nueva York.
A la hora de procesar los estímulos acústicos, los sonidos del ambiente tienen un peso fundamental, según una teoría desarrollada por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid. La investigación repasa diferentes estudios de disciplinas como la antropología, la historia o la neurociencia. Los sonidos del siglo XVIII que rodearon a Mozart le influyeron decisivamente a la hora de componer.
Comienza la temporada de festivales de verano y cientos de personas se moverán al ritmo de sus grupos favoritos. Pero no solo los humanos son capaces de danzar al compás de la música. Algunas aves, las ballenas, los delfines, las focas, los murciélagos y los elefantes, entre otros, también pueden seguir el tempo de una melodía.
La iniciativa, puesta en marcha hace pocos meses en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del HUNSC, pretende aportar a los bebés prematuros o nacidos con alguna complicación, una mayor estabilidad y equilibrio para su desarrollo aplicando música de Mozart. Siguiendo un estricto protocolo, los pequeños reciben durante dos horas al día una sesión de musicoterapia aplicada individualmente en cada uno de los nidos de los bebés participantes.