Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts han descubierto que el cerebro, a la hora de estimar la ruta entre dos puntos, elige la que tiene menos desviación angular respecto al destino, y no la objetivamente más corta. El estudio se ha basado en el análisis a lo largo de un año de las señales GPS de 14.000 personas que vivían en entornos urbanos.