Los productos farmacéuticos que acaban en los ríos pueden tener impactos ecológicos inesperados, según han comprobado científicos de la Universidad de Umeå (Suecia) al estudiar el efecto de medicamentos ansiolíticos en percas europeas salvajes (Perca fluviatilis). Los peces que consumieron esta droga se volvieron menos sociales y más atrevidos y devoradores.