Las plantas del género Stauracanthus, endémicas de la Península y norte de África, fijan nitrógeno atmosférico en el suelo, retienen la arena de las dunas, y permiten el desarrollo de comunidades más complejas. Sus respuestas al clima y tipo de suelo hacen que las tres especies crezcan en áreas contiguas, pero nunca juntas. Así lo revela un nuevo estudio liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales que ha determinado la historia evolutiva de estas plantas.