Imagina un planeta supercaliente donde su cara diurna supera los 2.400 °C, una temperatura suficiente como para vaporizar el hierro. Este puede ser llevado por el viento hasta el lado oscuro, donde nunca llega la luz de su estrella, una zona más fría donde condensan y precipitan las gotas del metal. Este mundo tan extraño existe: se llama WASP-76b y se localiza a unos 390 años luz de distancia, en la constelación de Piscis.