Antibióticos y antiinflamatorios son algunos de los medicamentos que llegan habitualmente a las depuradoras urbanas a través de las aguas residuales. Gran parte de estos fármacos no son eliminados en los tratamientos convencionales y acaban en los ríos. Un equipo de la Universidad Rey Juan Carlos ha probado con éxito un nuevo sistema basado en la actividad de un hongo que es capaz de degradar moléculas orgánicas complejas, como las de los contaminantes emergentes.
La creciente presencia de fármacos en las aguas residuales supone un riesgo para la salud y el medio ambiente. Ahora investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han diseñado un sistema, basado en la descomposición de peróxido de hidrógeno en presencia de catalizadores de hierro magnéticos, que permite degradar estos contaminantes de forma efectiva, económica y ecológica.
Una planta piloto de depuración, desarrollada por la Universidad Autónoma de Barcelona y la empresa municipal Aguas de Manresa, genera productos de valor añadido simultáneamente al proceso de depuración. La tecnología mejora el tratamiento al tiempo que extrae fósforo y materiales para la fabricación de bioplásticos.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) e IMDEA Agua han comprobado que dos materiales reactivos baratos, el mineral clinoptilolita y la arcilla palygorskita, se pueden usar para retener y eliminar contaminantes emergentes de las aguas. Este método se podría aplicar en pequeñas poblaciones, donde los recursos económicos y técnicos son limitados.
El consumo de alcohol de una población se puede medir por la presencia en aguas residuales de un metabolito que se excreta por la orina: el etilo sulfato. Investigadores de la Universidad de Valencia han usado esta técnica para comprobar que el consumo de alcohol se incrementa un 400% los tres últimos días de Fallas, y que el 19 de marzo, día de la Cremà, logra un pico de hasta seis veces más de los valores habituales.
Investigadores de la Universidad de Almería han aplicado un método innovador al tratamiento final de las aguas residuales urbanas. Se trata del uso de un tanque o reactor para mejorar la capacidad de eliminación de contaminantes, lo que permite trabajar con más volumen de agua, reducir costes y dañar menos el medio ambiente.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona han logrado obtener energía eléctrica e hidrógeno de manera eficiente a partir del proceso de depuración de aguas residuales. El sistema utiliza bacterias que consumen la materia orgánica y producen una corriente eléctrica para generar hidrógeno, el vector energético del futuro. Los resultados apuntan hacia un desarrollo a escala industrial de esta tecnología.
Un nuevo modelo utiliza aguas residuales y lodos para promover el crecimiento de vegetación en terrenos degradados. La técnica también permite reducir el transporte de pesticidas a través del suelo, impidiendo que estos alcancen con facilidad a las raíces de las plantas y afecten a su desarrollo y actividad reproductiva.
Una investigación en la que participa el CSIC indica que abastecer con aguas residuales los humedales puede facilitar brotes de botulismo aviar. Las bacterias patógenas que abundan en estas zonas pueden ser el desencadenante de los brotes.
Investigadores del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Almería han desarrollado un nuevo método de producción sostenible de biofertilizantes de uso agrícola a través del cultivo de microalgas en aguas residuales. De hecho, el tratamiento de este tipo de vertidos supone un problema tanto para las industrias como para los municipios debido a su alto coste económico y energético