De aspecto similar a erizos y musarañas, los tenrecs, protagonistas de #Cienciaalobestia, son pequeños mamíferos insectívoros atípicos y poco estudiados. Las 31 especies son endémicas de la isla de Madagascar, donde la pérdida y fragmentación del hábitat, la caza y el cambio climático podrían estar empeorando su estado de conservación. Cuatro de ellas son vulnerables, dos están en peligro y una no tiene datos suficientes, según una nueva revisión.
Allí donde la deforestación aún no ha hecho mella, la caza merma las especies de mamíferos de las selvas tropicales. Un equipo de científicos ha estimado por primera vez el impacto de la caza y muestra que esta actividad reduce en un 40% las poblaciones de grandes mamíferos en los trópicos.
De las 8.000 especies de anfibios que existen en el mundo, unas 2.000 están en peligro. Sin embargo, no se conoce el riesgo de extinción de otras 2.200. Un nuevo estudio ha permitido calcular el nivel de amenaza de estas especies, protagonistas de #Cienciaalobestia, y confirma que al menos otras mil podrían estar en declive.
Entre 2004 y 2015, las poblaciones de alondra ricotí, un pequeño y huidizo pájaro de la familia de los aláudidos que debe su nombre a su peculiar canto, se han reducido en más de un 40% en España. La situación es especialmente alarmante en Andalucía y Castilla y León, donde la especie ha experimentado un declive del 68,5% y 58,4%, respectivamente. Los científicos destacan la urgencia de elaborar una Estrategia Nacional de Conservación.
El chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) es desde hoy el 'Ave del Año 2019' tras ganar la votación popular organizada por SEO/BirdLife. Es la primera vez que este reconocimiento recae en un ave limícola, que habitan en el “limo” o lodo de las costas y riberas. En algunas zonas, su población ha caído un 70% en los últimos 10 años.
Uno de cada tres ríos peninsulares está salinizado por el impacto de la actividad agrícola y la urbanización del territorio. Este grave problema medioambiental afectará cada vez a más ecosistemas hídricos en todo el mundo debido al calentamiento global, el consumo creciente de agua y la explotación de los recursos naturales del suelo.
El mar Adriático, el Egeo, la costa africana o el área catalana, donde la intensidad de pesca es muy elevada, son algunas de las zonas más afectadas por la actividad humana. Esta es la principal conclusión de un estudio que ha identificado espacialmente los impactos de todo el mar Mediterráneo. Según el trabajo, las áreas más amenazadas son más vulnerables a los cambios ambientales asociados al calentamiento global.
Cuarenta años después de la prohibición de los bifenilos policlorados, su impacto sigue haciendo mella en la vida silvestre. Estos persistentes contaminantes químicos, que se usaron de manera masiva hasta los años 70 como aislantes para equipos eléctricos, están acabando con las poblaciones de orcas de todo el mundo. La mitad de estas podrían desaparecer en menos de 50 años.
Unos 3,7 millones de kilómetros cuadrados, una superficie equivalente a dos veces el estado de Alaska o un poco más la de la India, se encuentran bajo intensa presión humana debido a la construcción de carreteras, la agricultura y la urbanización, entre otros. Pero no se trata de un territorio cualquiera, sino de áreas protegidas. Un nuevo estudio señala que esta es una de las principales razones del catastrófico declive de la biodiversidad.
Por el declive de sus poblaciones, que en algunos puntos de España alcanza el 50% en la última década, la lechuza común ha sido elegida Ave del Año 2018. Entre sus amenazas destacan la transformación del medio agrario, la pérdida de diversidad de sus hábitats y los envenenamientos.