Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que las especies de arañas que viven, se alimentan, se reproducen y se mueven de forma invertida, cabeza abajo, han modificado su morfología debido a esta peculiaridad, lo que redunda en un mayor ahorro energético para ellas. El trabajo aparece publicado en el próximo número de Public Library of Science (PLoS) ONE.