El consumo de tabaco durante el embarazo tiene repercusiones ampliamente descritas tanto para la mujer como para el feto. Un estudio de la Universidad de Zaragoza sobre 1.216 recién nacidos confirma que los hijos de fumadoras pesan y miden menos.
La Universidad de Salamanca investigan el diagnóstico precoz y el tratamiento de las alteraciones motoras en el desarrollo de bebés. Así, un equipo de la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia ha desarrollado una línea de investigación que pretende paliar algunas carencias observadas en la llamada coordinación central, que relaciona el sistema nervioso central con los músculos ejecutores de ciertos movimientos. Estos problemas se presentan con mayor frecuencia en bebés prematuros.
El funcionamiento social cognitivo de los canes se asemeja al de un niño de entre seis meses y dos años
La lactancia materna, casi imprescindible para la supervivencia infantil hace no muchos años, ha variado durante la segunda mitad del siglo XX
Existe evidencia científica de que exponer a los menores al humo del tabaco de forma directa o indirecta les hace vulnerables a padecer dolencias respiratorias, problemas inmunitarios, hipertensión y otras enfermedades, además de agravar las que ya puedan sufrir, como el asma infantil. Según los expertos, ventilar las habitaciones minimiza los riesgos, pero no los elimina.
Los bebés que conviven con el humo del tabaco sufren una situación similar a la de fumar hasta cinco cigarrillos al día.
A los doce meses los humanos ya han desarrollado una capacidad de raciocinio que se fundamenta en el razonamiento puro, al margen de la experiencia previa. Así se demuestra en un trabajo coordinado por Luca Bonatti, investigador de la Universidad Pompeu Fabra, basado en experimentos con niños en edad preverbal. Ante una serie de objetos en movimiento, los bebés elaboraron expectativas concretas sobre su evolución.
El conocido como “humo de tercera mano”, adherido a la piel o a la ropa, es el responsable de los elevados niveles de nicotina que presentan los bebés que comparten habitación con padres fumadores. Así se desprende de un estudio realizado en Cataluña, que además revela que ventilar las habitaciones no resulta efectivo para reducir la concentración de tóxicos del tabaquismo pasivo.