Un artículo, publicado en Ecology and Evolution, sugiere que las aves de la selva amazónica –donde la luminosidad varía mucho de una zona a otra– tienen los ojos más grandes para adaptarse a una menor cantidad de luz. Sin embargo, los investigadores demuestran que a pesar de este beneficio biológico existen también costos a esta adaptación, como daños oculares por el exceso de luz.