La apolipoproteína E (APOE) es uno de nuestros genes, y se presenta a veces con una variación que a nadie le gustaría tener. Se trata del APOEε4, el principal factor de riesgo genético de la enfermedad de Alzheimer de tipo esporádico (la forma más común en la que se manifiesta esta patología, provocada por una combinación de causas hereditarias y ambientales).
En la mayoría de los casos de diabetes, varios genes y factores ambientales se ven implicados. No así en la diabetes monogénica, donde las causantes son las mutaciones de un único gen. Entre el 25 % y el 45 % de las familias o pacientes con diabetes monogénica no presentan alteraciones en ninguno de los genes que hasta la fecha se han postulado como posibles causantes, por lo que deben identificarse nuevos genes candidatos. La bioquímica Intza Garin ha dado pasos en esta dirección, en una investigación llevada a cabo en el Hospital de Cruces, y que se ha visto reflejada, entre otras, en la publicación The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.
Enfermedades crónicas como el alzhéimer o el párkinson podrían tratarse de manera más eficaz en un futuro mediante el trasplante de células microencapsuladas. La investigadora de la UPV/EHU Ainhoa Murua ha aportado mejoras que podrían hacer viable el trasplante de células de otras especies (xenotrasplantes) a pacientes humanos, lo que solventaría la habitual escasez de tejidos humanos para trasplante.
Con frecuencia, el único material biológico disponible para realizar identificaciones de personas o encontrar relaciones de parentesco es un ADN en estado muy degradado. En estos casos, los kits utilizados no arrojan un resultado positivo, ya que no se encuentra disponible todo el ADN. Ahora, Adrián Odriozola, bioquímico en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha desarrollado una herramienta para identificar personas mediante estos pequeños fragmentos de DNA.