Tras la introducción del tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA), la supervivencia y calidad de vida de las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH-1) ha aumentado en los países enriquecidos. No obstante, con la mejora del pronóstico se observa en los pacientes un aumento de trastornos negativos a largo plazo, entre los que se encuentra la osteoporosis, es decir, la pérdida progresiva de masa ósea.