Expertos de la Universidad de Sevilla han publicado un estudio en Nature Communications que muestra cómo las células epiteliales adoptan una nueva forma geométrica, denominada escutoide, para que los tejidos puedan curvarse. Este hallazgo permite que los órganos sean capaces de adquirir formas muy complejas pero estables.
¿Cómo a partir de una sola célula puede llegar a formarse un ser humano? Este sigue siendo uno de los grandes misterios de la ciencia. A desentrañarlo dedica buena parte de sus energías Ángela Nieto, investigadora en el Instituto de Neurociencias de Alicante, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad Miguel Hernández de Elche. Las largas jornadas en el laboratorio le llevaron a descubrir, hace ya más de 20 años, unos genes que tienen un papel esencial en este proceso.