Un estudio publicado hoy en Nature Climate Change informa de que, en los próximos 50 años, las turbulencias de aire claro aumentarán sobre el Atlántico norte, provocando vuelos más agitados entre Europa y Estados Unidos. La causa es el cambio climático, y las consecuencias serán vuelos más largos y un mayor consumo de fuel, con la consiguiente subida de precios y el aumento de las emisiones de CO2.
Una investigación publicada en Nature describe por primera vez cómo el deshielo de la última glaciación y las modificaciones en las corrientes liberaron a la atmósfera grandes cantidades de CO2 almacenadas en el fondo de los océanos, acelerando el calentamiento del planeta por efecto invernadero y el fin de la era glacial. La investigación desvela la combinación de efectos que provocó esta liberación en los dos hemisferios, a partir del estudio de las concentraciones de componentes isotópicos en microfósiles marinos. Este nuevo resultado pone de relieve un mecanismo importante por el cual el océano influye en las concentraciones atmosféricas de CO2.
Investigadores estadounidenses han estudiado la capa de hielo que queda en la cumbre de la montaña del Kilimanjaro (Tanzania) y han concluido que podría desaparecer en dos décadas o antes. La principal causa de su desaparición podría ser el aumento de las temperaturas en todo el planeta, según afirman los científicos en el último número de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Expertos de la Universidad de Huelva (UHU) han iniciado un proyecto de excelencia de la Junta de Andalucía con el que pretenden reforzar diferentes aspectos del Derecho Internacional asociados al cambio climático y abordar de este modo posibles consecuencias futuras en el plano de la seguridad, desplazamiento de poblaciones y energía, entre otras
El Grupo Ibérico de Anillamiento (GIA), asociación dedicada a la investigación zoológica y la educación medioambiental, desarrolla desde el año 2003 un estudio de las poblaciones de tres especies de paseriformes alpinas en el Parque Nacional de Picos de Europa (acentor alpino, gorrión alpino y chova piquigualda). Estas aves son representativas del ecosistema de la zona, por lo que el estudio continuado de su distribución puede ofrecer pistas sobre los efectos del cambio climático en el lugar, así como de la influencia de actividades humanas como la ganadería o el turismo. Las campañas de estudio se basan en el voluntariado, y la próxima comienza este mismo mes de junio.