El cambio climático, y en particular el aumento de la frecuencia y la gravedad de eventos extremos como las olas de calor, pueden favorecer la proliferación del cangrejo de río americano. Con el aumento de la temperatura del agua este crustáceo adopta una dieta más herbívora que repercute en los ecosistemas, según un estudio publicado en la revista PLoS ONE.
La rana común es uno de los anfibios con mayor distribución en la península ibérica. Se reproduce preferentemente en zonas de aguas permanentes, donde entra en contacto con el cangrejo rojo americano, que es depredador de sus larvas. Una investigación en la que participa el español Germán Orizaola, de la Universidad de Uppsala (Suecia), asegura que las larvas de estas ranas han desarrollado una respuesta defensiva ante la especie invasora. Además, tienen colas con más superficie y cuerpos de mayor volumen si coexisten con los cangrejos.
Una investigación de la Universidad de Valencia describe por primera vez el ciclo de vida de un ostrácodo exótico fuera de su hábitat natural, el Ankylocythere –un crustáceo microscópico que vive sobre el cangrejo de río americano–. El estudio se ha realizado sobre los especímenes del Parque Natural de la Marjal de Pego-Oliva, en Alicante.
El cangrejo de río Procambarus clarkii, una especie endémica del golfo de México, genera efectos positivos sobre los depredadores autóctonos de las marismas del Guadalquivir. Así lo demuestran investigadores de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) en la revista ConservationBiology. Según el estudio, el 60% de los depredadores del ecosistema han incluido a este cangrejo de río americano en su dieta.