Hasta ahora, conocer la longevidad del pez más grande del mundo, protagonista de #Cienciaalobestia, era todo un misterio. La presencia de carbono-14 procedente de las explosiones nucleares que se realizaron durante la Guerra Fría en sus anillos de crecimiento ha permitido determinar su edad.
En el fondo del lago Suigetsu (Japón) hay restos de plantas que estuvieron en la orilla en los últimos 52.800 años. Un equipo científico ha extraído muestras para medir sus niveles de radiocarbono o C-14. Sus datos harán la datación paleontológica más precisa, lo que permitirá especificar aún más el momento de la extinción de los neandertales y la dispersión de los humanos modernos en Europa.