Incluso en lugares remotos, como la Antártida o la meseta del Tíbet, llueve agua contaminada por agentes químicos sintéticos perfluoroalquilados y polifluoroalquilados (PFAS). Un equipo de investigación europeo asegura que se ha superado su límite planetario, teniendo en cuenta que son compuestos tóxicos persistentes y se propagan por la atmosfera.
El Barcelona Supercomputing Center ha desarrollado MONARCH, un avanzado modelo atmosférico de calidad del aire que contribuirá al Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus, el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea. Sus resultados ayudarán en la gestión de la contaminación atmosférica.
Según el informe de Ecologistas en Acción sobre la calidad del aire en España, la reducción de la movilidad por la crisis de la covid-19 ha provocado una mejora general sin precedentes de la calidad del aire. No obstante, durante el año pasado la totalidad de la población española ha seguido respirando aire contaminado.
Se ha subestimado la proporción de contaminación marina por petróleo causada por la actividad humana en todo el mundo. La mitad de los hidrocarburos en los océanos no proviene de fuentes naturales como se pensaba hasta ahora.
El último informe publicado en The Lancet Planetary Health alerta de que una de cada seis muertes en el mundo se debe a la polución, un resultado que prácticamente no ha cambiado desde el último análisis de 2015. El trabajo alude también a que el 92 % de los fallecimientos y la mayor carga de pérdidas económicas por este problema se producen en los países de ingresos bajos y medios.
El 60 % de los antiguos usuarios de vehículo privado que accedían al centro de la capital dejaron de utilizarlo cuando se estableció esta zona de bajas emisiones, según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid. Los modos de desplazamiento más beneficiados fueron el transporte público, caminar e ir en bicicleta, además de aumentar servicios como el taxi y la movilidad compartida.
El agua, el fondo marino, el hielo y la nieve del Ártico están cubiertos de altas concentraciones de microplásticos procedentes de varias partes del planeta, incluida España, según alerta un nuevo estudio. La presencia de estos contaminantes afecta a los organismos marinos y empeora los efectos del cambio climático en esta zona que ya no puede considerarse virgen.
Casi toda la población mundial (el 99 %) inhala un aire que supera los límites de calidad que marca la OMS y que ponen en peligro la salud. Actualmente, más de 6.000 ciudades de 117 países vigilan este indicador.
La tormenta de polvo desértico procedente del norte de África ha llegado a generar, de forma inusual, una de las mayores concentraciones de polvo en suspensión de la península ibérica. La presencia de este material particulado en suspensión tiene efectos perjudiciales en la salud no solo a nivel respiratorio u ocular como tradicionalmente se sabía, sino también cardiovascular.
Una histórica intrusión de polvo sahariano, propiciada por la borrasca Celia, está afectando la península ibérica desde ayer. Las partículas, que proceden del desierto del Sáhara y se desplazan por Europa hasta el Atlántico tropical, pueden degradar la visión, causar problemas respiratorios y empeorar la calidad del aire, convirtiendo a España estas horas en el país con el peor índice de la contaminación del aire.