La gravedad de estos síntomas está relacionada con el nivel de fatiga y las manifestaciones neurológicas, como mareos y dolor de cabeza, experimentados durante la fase inicial de la enfermedad. Muchos pacientes exponen sus dificultades para conseguir que los profesionales médicos se tomen en serio estas señales.
La infección por SARS-CoV-2 afecta de forma variable a las personas, también tras superarla. Puede dar lugar a síntomas que se prolongan el tiempo, con la preocupación de que algunos casos evolucionen a un síndrome de fatiga crónica. Tras un año de mucho ruido, ¿qué sabemos sobre sus consecuencias?