Los representantes de 196 países cerraron anoche un pacto en Glasgow que supone un progreso desigual hacia el objetivo de impedir que la temperatura del planeta suba más de 1,5 ºC a finales de siglo. Sin embargo, aumenta la presión para acelerar la ambición esta década y lograr la descarbornización de la economía.
Adoptar nuevos hábitos para combatir el cambio climático supone modificar cómo nos desplazamos, consumimos y nos alimentamos. No es fácil: en general, los europeos son reticentes. Además, las acciones individuales deben ir acompañadas de políticas climáticas para limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 ºC.
Un estudio con participación española demuestra que los agricultores de esta región africana han diversificado sus cultivos frente a la variabilidad climática y elevación de las temperaturas durante el último siglo. Sus conocimientos pueden ser muy útiles para elaborar políticas agrarias de adaptación al calentamiento global.
En esta Cumbre del Clima de Glasgow (COP26) la salud y su relación con la crisis climática han cobrado gran protagonismo. Jaime Martínez Urtaza, que estudia la evolución de los patógenos peligrosos para los humanos, explica que la urgencia por recuperar la actividad económica después de la covid-19 está frenando las medidas contra el calentamiento, cuyo impacto es mayor en personas vulnerables como niños y ancianos.
Durante este fin de semana, los ciudadanos han tomado las calles de todo el mundo para alzar su voz y participar en las distintas marchas que han tenido lugar tras la primera semana de la Cumbre de Clima de Glasgow. Su objetivo: que los líderes mundiales se tomen en serio la crisis climática y acuerden medidas ambiciosas para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC.
Las voces de la Cumbre del Clima. / Wearbear
Un análisis publicado en la revista Science muestra que con los compromisos actuales de los estados existe más de un tercio de probabilidades de evitar el aumento de la temperatura media global a 2 ºC. Pero los países deben seguir intensificando sus esfuerzos para que el objetivo se cumpla de verdad.
Muchas ciudades podrían calentarse hasta 4 °C para el año 2100 si las emisiones de gases de efecto invernadero se mantienen en niveles elevados. Naciones Unidas ha presentado durante la Cumbre del Clima de Glasgow un manual que incluye decenas de casos de metrópolis que han implementado medidas para promover una refrigeración urbana sostenible y equitativa con el objetivo de reducir las emisiones y aumentar la resiliencia climática de las zonas urbanas.
Hasta ahora, se había subestimado la capacidad de ingerir alimentos de estos colosos marinos y, por tanto, también se había infravalorado la cantidad de heces que expulsan, que son una importante fuente de nutrientes en los océanos. La recuperación de estos animales a los niveles anteriores a su caza industrial podría restaurar la función oceánica perdida y ayudar a frenar el cambio climático, según destaca un estudio de la Universidad de Stanford.