Una mayor sensibilidad a las señales internas del cuerpo –como el ritmo cardíaco– podría ayudar a las personas a intuir mejor lo que otros esperan de ellas en sociedad. Así lo revela un estudio coreano que relaciona la conciencia corporal con la capacidad del cerebro para anticipar y adaptarse a las normas del grupo, una estrategia esencial para la convivencia y la supervivencia.
Los individuos con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracterizan por pensamientos persistentes y conductas repetitivas. Un nuevo estudio revela que estas personas desarrollan una preocupación significativamente mayor que la población general ante problemas de tipo moral.