La mayoría del ganado bovino y porcino es inseminado artificialmente, incluso en las granjas más tradicionales. Con los años, la técnica ha mejorado mucho, sobre todo en cuanto a la conservación del semen extraído, a la que se une, además de la refrigeración, el uso de diluyentes. Un experimento en cerdos analiza por primera vez la eficacia de estos productos, una información de gran relevancia para la industria porcina.