Un equipo de astrónomos ha obtenido la prueba más precisa de la teoría general de la relatividad de Einstein fuera de la Vía Láctea. El avance se ha logrado gracias al efecto de lente gravitacional de una galaxia cercana muy masiva, que distorsiona la luz de otra mucho más lejana creando un anillo de Einstein.
La fórmula matemática más célebre del mundo, E=mc2, formulada por Albert Einstein en 1905, permitió entender mejor cómo funciona el universo, la Tierra y nosotros mismos. El astrofísico Christophe Galfard (París, 1976), autor del afamado libro El universo en tu mano, publica una nueva obra consagrada a explicar la conocida ecuación que, junto a su creador, marcaron el devenir del siglo XX.
La Real Academia Sueca de las Ciencias ha anunciado hoy que el Premio Nobel de Física de este año ha recaído en los estadounidenses Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne "por sus contribuciones decisivas al detector LIGO y la observación de las ondas gravitacionales". Estas ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo, predichas por Einstein en su teoría de la relatividad, abren una nueva vía para investigar el universo.
Las órbitas de las estrellas que, como S2, se mueven en torno al agujero negro supermasivo que hay en el centro de nuestra galaxia parecen desviarse ligeramente de la ruta calculada por la física clásica y mostrar los efectos que predijo Einstein en su teoría de la relatividad general. Así lo sugiere un estudio basado en las observaciones del supertelescopio VLT del Observatorio Europeo Austral y otros instrumentos.
Cien años después de que Einstein presentara su teoría de la relatividad general, los científicos la han utilizado para medir por primera vez la masa de una estrella a partir de la desviación gravitatoria de la luz emitida por otra situada detrás. Así, se ha podido saber que la protagonista de la historia, una enana blanca, tiene aproximadamente el 68% de la masa del Sol.
/ Belfi et al.
La visión del científico heroico y puro sigue muy presente en nuestro imaginario; de ahí el escándalo con el que recibimos las recurrentes noticias sobre el comportamiento censurable de algún investigador. Cuestionar esas visiones edulcoradas es el cometido de Los pecados de dos grandes físicos: Newton y Einstein, obrade Eduardo Battaner. No tenían un pelo de inmaculados, pero, como afirma el autor, “el sabio imperfecto puede hacer una ciencia perfecta”.
Una docena de laboratorios de todo el mundo, coordinados desde Barcelona por el Instituto de Ciencias Fotónicas, ya están listos para realizar este 30 de noviembre una serie de experimentos relacionados con los misterios del mundo cuántico. Para conseguirlo necesitan la ayuda de al menos 30.000 personas, cuya tarea será generar bits o secuencias de ceros y unos de la forma más aleatoria posible. Cualquiera puede participar en esta iniciativa a través de la web thebigbelltest.org.
¿Cambian los átomos cuando los miramos? ¿Pueden hablar entre ellos para decirse que los estamos observando? Un nuevo proyecto tratará de responder a estas preguntas con la ayuda de todos los ciudadanos dispuestos a generar ceros y unos de forma aleatoria en el Gran Test de Bell, un proyecto mundial coordinado desde el Instituto de Ciencias Fotónicas, en Barcelona, para realizar experimentos de física cuántica en diferentes laboratorios de todo el mundo el próximo 30 de noviembre.