La percepción de la luz por parte de las plantas les permite regular la apertura de los estomas y aumentar sus mecanismos de defensa frente a los patógenos. Sin embargo, algunas bacterias como las que infectan al tomate también utilizan las señales luminosas para optimizar su virulencia y colonizar las hojas, según revela un estudio realizado por investigadores de las universidades Politécnica y Complutense de Madrid.
Las plantas de tomate emiten un aroma para resistir los ataques de las bacterias. Este compuesto volátil podría ser usado para proteger distintos cultivos frente a infecciones y eventos climáticos extremos, según han demostrado en un estudio investigadores españoles y de EE UU.
Un equipo de investigadores, en el que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha examinado cómo las plantas regulan el comportamiento de los estomas, los diminutos poros que tienen en las hojas para intercambiar agua y carbono con la atmósfera.