El pequeño dispositivo portátil consta de un sensor de glucosa, un algoritmo informático para calcular la dosis de insulina y una bomba para inyectarla. Se controla desde el teléfono móvil del paciente y ha sido desarrollado por un equipo de Reino Unido y Suiza. El sistema puede ser usado por enfermos que padecen tanto diabetes de tipo 2 como insuficiencia renal.
Investigadores de la Universidad de las Islas Baleares han descubierto una conexión que ayuda a comprender cómo la diabetes facilita el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. La carboxietilisina, un compuesto generado en exceso en personas con diabetes mellitus del tipo II, altera las propiedades estructurales de la alfa-sinucleína, la proteína responsable del párkinson.
La predisposición genética a la glucosa alta en sangre aumenta las probabilidades de padecer enfermedad coronaria, independientemente de la diabetes tipo 2 y otros factores de riesgo cardiovascular. Así lo revela un nuevo estudio que ha incluido datos genéticos de miles de individuos. Los científicos, liderados por la Universidad Rovira i Virgili, hallaron 12 variantes genéticas que en conjunto aumentaron un 33% el riesgo de padecer enfermedad coronaria.
Una nueva investigación muestra el daño que produce la glucosa en las células vasculares al potenciar ésta la acción inflamatoria de otras sustancias. El estudio ha sido realizado por los profesores Carlos F. Sánchez Ferrer y Concepción Peiró del Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con el doctor Leocadio Rodríguez Mañas, del Hospital Universitario de Getafe, y el profesor Salvador Moncada, del Wolfson Institute for Biomedical Research de Londres.