Aproximadamente el 50% de todas las especies de animales se consideran parásitos, y su diversidad es especialmente evidente en uno de los órdenes más numeroso de insectos: los himenópteros. Sin embargo, la evidencia fósil de las interacciones entre huésped y parásito es extremadamente rara. En este contexto, un grupo de investigadores acaba de descubrir cuatro especies fósiles parasitarias nuevas.
Del tamaño de una semilla de sésamo, una nueva especie de avispa, descubierta en Costa Rica, introduce sus larvas dentro de un insecto vivo para que se alimenten de él hasta la edad adulta. El análisis de especímenes hallados en 1985 revela que, contrariamente a otros parásitos que emplean sus mandíbulas, esta avispa, protagonista de #Cienciaalobestia, hace uso de una serie de dientes situados en su espalda para serrar a su víctima y emerger de ella.