Este aumento de la neurogénesis responde a un único cambio genómico en un solo aminoácido de la proteína TKTL1 de los humanos modernos, según indica un estudio de investigadores alemanes.
Por primera vez han aparecido en la Península restos de la elaboración de un colgante ornamental con garras de águila de época neandertal, con 39.000 años de antigüedad. Este uso de las garras de águila como adornos podría haberse transmitido culturalmente de los neandertales a los humanos modernos.
En una cueva de las remotas montañas siberianas ha aparecido un pequeño trozo de hueso, de apenas dos centímetros, perteneciente a una adolescente que vivió hace más de 50.000 años. Los análisis genómicos realizados por investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania han revelado un resultado sorprendente: la madre de la joven era una neandertal y su padre un denisovano, los dos grupos de homínidos extintos que habitaban Eurasia mientras se expandían los humanos modernos.