En una cueva de las remotas montañas siberianas ha aparecido un pequeño trozo de hueso, de apenas dos centímetros, perteneciente a una adolescente que vivió hace más de 50.000 años. Los análisis genómicos realizados por investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania han revelado un resultado sorprendente: la madre de la joven era una neandertal y su padre un denisovano, los dos grupos de homínidos extintos que habitaban Eurasia mientras se expandían los humanos modernos.
El recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2018, Svante Pääbo, director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (MPI-EVA, en Alemania) es conocido por sus estudios genómicos en los que confirma los cruces de los humanos modernos con los neandertales y los denisovanos, ‘parientes’ extintos del género Homo que habitaron, respectivamente, el oeste y este de Eurasia hasta hace unos 40.000 años.
De hecho, se piensa que aproximadamente un 2% del genoma de los humanos modernos no africanos procede del neandertal, y que algunos pueblos de Oceanía tienen en la actualidad cerca de un 5% de ADN denisovano.
Ahora el equipo de Pääbo ha logrado confirmar que también los neandertales y los denisovanos se cruzaron entre sí. El estudio, que publica esta semana la revista Nature, presenta los datos genómicos de una muestra de hueso que perteneció a una mujer joven, con al menos 13 años de edad cuando murió hace más de 50,000 años, y cuyos padres eran una neandertal y un denisovano.
"Es sorprendente que encontremos a esta chica neandertal-denisovana entre el puñado de individuos antiguos cuyos genomas han sido secuenciados", destaca Pääbo, quien explica: "Los neandertales y los denisovanos puede que no tuvieran muchas oportunidades de conocerse, pero cuando lo hicieron, se debieron aparear con frecuencia, mucho más de lo que pensábamos hasta ahora".
Localización de neandertales (azules), denisovanos (rojos) y primeros humanos modernos (amarillos) datados en unos 40.000 años o antes. / S. Pääbo et al./Nature
El fragmento de hueso, de apenas 2 cm y denominado Denisova 11, lo encontraron en 2012 arqueólogos rusos en la cueva de Denisova, la misma que da nombre a los denisovanos y situada en las montañas de Altai de Siberia. Después de verificar que pertenecía a un homínido por su composición proteica, se llevó a los laboratorios del MPI-EVA en Leipzig para realizar los análisis genéticos que confirmaron el distinto origen de los padres.
Un golpe de suerte
"Sabíamos por estudios previos que los neandertales y los denisovanos debían haber tenido hijos de vez en cuando", señala Viviane Slon, investigadora del MPI-EVA y coautora del trabajo, “pero nunca pensé que seríamos tan afortunados como para encontrar una descendencia real (y de primera generación) de los dos grupos".
Los datos del genoma de la joven también han servido para obtener información sobre las ascendencias de los progenitores y de sus respectivos grupos. Así, se ha encontrado que aunque el padre era denisovano, tenía al menos un antepasado neandertal en su árbol genealógico.
Por su parte, la madre estaba genéticamente más cerca de los neandertales que habitaban Europa occidental que de un individuo neandertal que vivió unos 20.000 años antes en la cueva de Denisova. Esto demuestra que los neandertales migraron entre Eurasia occidental y oriental unas decenas de miles de años antes de su desaparición.
Este genoma único ha permitido detectar múltiples interacciones entre los neandertales y los denisovanos, aunque los autores señalan que los dos grupos permanecieron genéticamente distintos el uno del otro, quizá porque las hibridaciones, aunque ocurrieran, fueran limitadas.
¿Si se cruzan y tienen hijos fértiles, son la misma especie?
Encontrar evidencias directas del cruce de neandertales y denisovanos, o entre estos y los humanos modernos suele derivar en una pregunta recurrente: ¿Son entonces la misma especie, entendida como organismos que se pueden entrecruzar y tener descendencia fértil?
“Bajo esa definición, los tres grupos serían la misma especie”, explica Pääbo a Sinc, “pero nosotros nos mantenemos alejados del debate de si se trata de especies diferentes o no, porque no existe una definición universal de especie”.
El experto pone un ejemplo: “Los osos polares y los grizzlies tienen descendencia fértil en la naturaleza. Sin embargo, se ven diferentes y se comportan de manera distinta, por lo que la mayoría de las personas los considerarían especies diferentes”.
“Por lo tanto, es una discusión académica estéril hablar de si los neandertales y los humanos modernos o los denisovanos son especies separadas o no”, concluye Pääbo, quien en un artículo relacionado publicado también en Nature reconoce que no le gusta mucho el término ‘híbrida’ para referirse a Denny –como cariñosamente han llamado a la joven neandertal-denisovana–, porque eso implicaría que procede de dos especies distintas, cuando la realidad es que los límites taxonómicos entre estos grupos humanos (que podrían ser subespecies de Homo sapiens) todavía son bastante difusos y objeto de debate.
Valle donde se localiza el yacimiento de la cueva de Denisova (Rusia), que da nombre a los denisovanos, de los que solo se han encontrado tres muelas y algún pequeño fragmento de hueso. En la cueva también ha aparecido el huesecillo de Denny y algún otro de neandertal. / Bence Viola-MPI-EVA
Referencia bibliográfica:
Viviane Slon, Fabrizio Mafessoni, Benjamin Vernot, Cesare de Filippo, Steffi Grote, Bence Viola, Mateja Hajdinjak, Stéphane Peyrégne, Sarah Nagel, Samantha Brown, Katerina Douka, Tom Higham, Maxim B. Kozlikin, Michael V. Shunkov, Anatoly P. Derevianko, Janet Kelso, Matthias Meyer, Kay Prüfer, Svante Pääbo. “The genome of the offspring of a Neandertal mother and a Denisovan father”. Matthew Warren: "Mum’s a Neanderthal, Dad’s a Denisovan: First discovery of an ancient-human hybrid". Nature, 22 de agosto de 2018