El 15 de abril de 1912 se hundió el Titanic
Un iceberg que se desprende del glaciar de la Antártida y que navega a la deriva muestra al cabo de una década más vida de la que podamos imaginar en ese solitario escenario. La fusión entre el agua dulce que se desase del témpano y el agua de mar, una situación similar a la desembocadura de un río, hace que proliferen microalgas en las capas del iceberg formando una peculiar “piel del hielo”. Pero el aumento de la temperatura de los océanos podría acabar con el iceberg antes de que el fitoplancton se forme a su alrededor.
El número de terremotos glaciales está aumentando de forma notable en los últimos años, debido a que las capas de hielo y los glaciares responden muy rápidamente a cambios climáticos. Éste es el panorama que a primera hora de la mañana ha descrito en la Universidad de Zaragoza Pedro Elosegui, del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC), y uno de los científicos españoles que ha estudiado la dinámica del flujo de los glaciares en el suroeste de Groenlandia y su conexión con el cambio climático, mediante la utilización entre otros, de receptores GPS a lo ancho y largo del glaciar Helheim.