Aunque la dentadura del extinto león marsupial no era la propia de un depredador, este animal, protagonista de nuestro #Cienciaalobestia, fue uno de los cazadores más destructivos hasta su extinción hace 30.000 años. Investigadores de la Universidad de Málaga y de Bristol revelan que sus codos le permitían una movilidad del antebrazo similar al de los primates. Esta ventaja, junto a sus poderosas garras retráctiles, le otorgaba un estilo de caza único entre los carnívoros.