Machos promiscuos. Hembras monógamas. Esta es la idea que teníamos hasta hace poco de la reproducción. La ciencia ha terminado desvelando la realidad: las hembras también copulan con varios individuos a lo largo de su vida y no siempre lo hacen para perpetuar la especie. ¿Qué ganan con esta conducta ranas, monas, pájaras o lagartas? Sea lo que sea, la mayoría de los machos permanecen junto a sus compañeras.
Los machos de araña de espalda roja, una especie venenosa cuyas hembras devoran al macho durante el coito, han desarrollado una estrategia de reproducción en la que se aparean con hembras inmaduras para evitar su fatal destino. Un estudio demuestra ahora que este comportamiento también beneficia a las hembras, protagonistas de #Cienciaalobestia.
La competitividad entre los machos por aparearse con la hembra y la elección que hacen ellas del macho mejora la salud genética de la especie y compensa el hecho de que ellos no produzcan crías de manera directa. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Un equipo de investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC) demuestra que, para la reproducción, algunas especies de escarabajos prescinden de los machos, por lo que desaparecen de estas poblaciones que quedan a cargo de las hembras. Los científicos también confirman que el fenómeno, denominado telitoquia, se entiende como una vía evolutiva para los linajes híbridos interespecíficos.
Con el único objetivo de ligar y reproducirse, las aves se exhiben, cortejan y compiten con estrategias de lo más inverosímiles; y hay científicos, como Juan Moreno Klemming, que son expertos en el tema. Pero el atractivo sexual no siempre las beneficia: cuanto mayor es su belleza, más probabilidades tienen de acabar con sus plumas en un sombrero, lo que favorece su extinción. Lo ha explicado en el Congreso Español de Ornitología, organizado estos días en Madrid por SEO/BirdLife.
Durante el periodo de incubación, los machos de papamoscas cerrojilloaumentan el aporte de alimento a las hembras cuando lo requieren. Es la primera vez que se demuestra experimentalmente que la conducta de alimentación responde a la conducta de petición. Este canal de comunicación entre machos y hembras podría ser una adaptación para garantizar el éxito en la incubación.
Los machos alfa se pelean más que los otros machos y tienen que vigilar más a las hembras fértiles.
Un equipo internacional de científicos ha descubierto, gracias al análisis de dientes fosilizados de entre 2,4 y 1,7 millones de años de antigüedad hallados en cuevas de Sudáfrica, que las hembras de Australopithecus africanus y Paranthropus robustus se desplazaban del lugar de nacimiento y cambiaban de grupo a lo largo de su vida, mientras que los machos se quedaban cerca ‘de casa’.
La mitocondria da a las hembras ventaja en la batalla de los sexos.