Los niveles de metano atmosférico en Marte varían según las estaciones, con máximos a finales del verano en el hemisferio norte y del invierno en el sur, según confirman las mediciones realizadas por el vehículo Curiosity en el cráter Gale durante cinco años. La fuente de este gas, que en la Tierra producen habitualmente los seres vivos, sigue siendo un misterio, aunque se podría estar liberando desde cristales hidratados del subsuelo marciano. El rover también ha encontrado restos de materia orgánica en rocas de hace 3.000 millones de años.
Lanzada con éxito desde la costa oeste de Estados Unidos, la nave InSight recorre ya los 483 millones de kilómetros que la separan de Marte, donde llegará dentro de seis meses. Si consigue superar los siete minutos de pánico antes de tocar suelo marciano, la plataforma robótica hará historia, al ser la primera en estudiar el interior del planeta y los ‘martemotos’. Su estación medioambiental tiene sello español.
La presencia de metano en Marte es un tema controvertido entre los científicos. La veterana misión Mars Express detectó débiles señales de este gas, que puede tener un origen geológico o biológico, pero no será hasta esta primavera cuando la nueva misión ExoMars pueda solucionar el enigma. Este ha sido uno de los temas estrella de la reunión que han mantenido esta semana en el centro ESAC (Madrid) expertos de la Agencia Espacial Europea, Rusia y la NASA.
La compañía estadounidense SpaceX, dirigida por el visionario Elon Musk, ha lanzado este martes con éxito el supercohete reutilizable Falcon Heavy, actualmente el más poderoso del mundo con una capacidad de carga de 64 toneladas. En su primer vuelo de prueba ha mandado un vehículo Tesla con destino a Marte, aunque la trayectoria se ha desviado y ahora se dirige al cinturón de asteorides. A bordo viaja el maniquí Starman.
En Marte aparecen las huellas que dejaron antiguos ríos y lagos, pero ¿cómo pudo haber abundante agua líquida si los modelos atmosféricos indican que el clima era demasiado frío? Un análisis de las arcillas marcianas sugiere que pudieron formarse en periodos cortos más cálidos y húmedos del planeta rojo dentro de un contexto frío general.
De pequeño fue un mal estudiante, pero con el tiempo y esfuerzo llegó a comandar la Estación Espacial Internacional, en la que se convirtió en el estadounidense que más tiempo seguido ha permanecido en el espacio. El astronauta Scott Kelly lo cuenta en su libro Resistencia, que ha presentado esta semana en Madrid, donde también ha lamentado la escasa formación científica de la administración Trump.
Los tratados de protección planetaria impiden que vehículos como el Curiosity se acerquen a regiones especiales de Marte donde se podrían reproducir microorganismos ‘polizones’ terrestres o incluso existir vida marciana. Científicos del Centro de Astrobiología plantean la necesidad de buscarla antes de que los seres humanos puedan llegar a contaminar el planeta rojo.
Los datos recogidos por el rover Curiosity en Marte han servido para reconstruir la historia geológica del cráter Gale, y los resultados revelan la presencia de un antiguo lago estratificado en su interior. En este entorno pudieron prosperar organismos vivos durante un periodo comprendido entre hace 3.800 y 3.100 millones de años.
La historia del paisaje de Titán, una luna de Saturno con ríos y océanos de metano, se parece a la de Marte y sus antiguas masas de agua, pero no a la de la Tierra, donde la tectónica de placas cambia continuamente las montañas y los cursos fluviales. Así lo revela un análisis del sistema de drenaje y el relieve de estos tres cuerpos del sistema solar.
Esta semana se estrena en España la película Life, donde tripulantes de la Estación Espacial Internacional descubren el primer organismo extraterrestre en una muestra de material marciano, con consecuencias fatales. Fuera de la ficción, la NASA y otras agencias espaciales también están debatiendo la mejor forma de traer material del planeta rojo, y parece que es mucho más razonable y seguro analizarlo en los laboratorios de la Tierra.