Cada vez que nos permitimos decir una pequeña falsedad, nuestro cerebro se hace insensible a las emociones negativas que genera la falta de sinceridad. Así es como la repetición de esta conducta anima a engañar más aún en el futuro, según una investigación llevada a cabo en la University College de Londres.
Un equipo internacional, coordinado por un profesor de la Universidad Complutense de Madrid, ha medido la honestidad de 1.440 participantes de 16 países, entre ellos España. La prueba consistía en tirar una moneda con dos colores y si salía blanca, la persona recibía el bombón, sin que nadie más que él conociera el resultado. Según el estudio, el 86% de los participantes fue sincero, sin influir el país de procedencia.
Hasta ahora, la visión económica estándar había apuntado a que la gente decide mentir o no según lo que espere recibir a cambio. Un estudio que acaba de publicar la revista Experimental Economics indica que no es siempre así: la gente dice la verdad porque tiene aversión pura a mentir.