Tener una vida social activa y positiva es una tarea esencial para los humanos que, en las últimas etapas de la vida, se vuelve más selectiva. Un nuevo estudio revela que algunos primates, como los monos de Gibraltar (Macaca sylvanus), también restringen sus interacciones con otros animales al hacerse mayores: se relacionan con menos compañeros –sobre todo con los que ya conocen– y no se atreven a descubrir nuevas actividades. A pesar de ello, los macacos más jóvenes se aseguran de que sigan integrados en el grupo.