Investigadores de la Universidad Jaume I han generado y patentado el primer nanofluido que puede trabajar a temperaturas de hasta 400º C, además de mejorar hasta un 30% la conductividad térmica de los fluidos de transferencia de calor actuales. El avance no supone un coste adicional para las industrias en los que se puede aplicar, como la petroquímica o las centrales energéticas.