Un equipo de investigadores franceses y españoles, entre los que se encuentra un profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), analizó la estructura electrónica de un nanotubo de carbono conectado a electrodos superconductores mediante medidas de espectroscopía túnel. El estudio fue portada de la revista Nature Physics el pasado mes de diciembre, y permitió identificar por primera vez los estados de electrones que transportan la supercorriente en un sistema que no es superconductor.
Un equipo dirigido por el químico Song Jin de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) ha demostrado que un simple defecto de la red cristalina, conocido como “dislocación helicoidal o de tornillo”, guía la formación de nanotubos huecos de óxido de zinc de tan sólo unas pocas millonésimas de centímetro de espesor. Las conclusiones aparecen hoy la revista Science.
Al haber ampliado la teoría para explicar cómo se forman estas diminutas estructuras, los científicos deberían ser capaces ahora de desarrollar nuevos métodos para producir objetos de tamaño nanométrico.
Dentro del sistema con nanotubos de carbono, los aptámeros (en rojo) se unen a la bacteria (en verde), lo que activa una señal eléctrica medible que revela la presencia del patógeno.
El grafeno es uno de los nuevos materiales con mayor proyección para solucionar problemas energéticos en el futuro, gracias a sus propiedades electrónicas. Este semiconductor puede operar a escala nanométrica y a temperatura ambiente, con propiedades que ningún otro semiconductor ofrece y sin duda se convertirá en el material base para la electrónica del futuro, con dispositivos miniaturizados". Así lo ha explicado hoy en la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) el experto internacional Chintamani Nagesa Ramachandra Rao.