Nos encontramos con un viejo conocido por la calle. Charlamos un rato y quedamos en llamarnos para hablar un día con más calma. Nos da su número de teléfono, pero no tenemos nada donde apuntarlo. Da lo mismo. Estamos cerca de casa y seguro que seremos capaces de recordar el número hasta que lleguemos y lo podamos apuntar a la agenda.