Científicos de la Universidad de Almería, la de Lleida y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias han sustituido parte de la harina que llevan los panes y galletas saladas por una biomasa de algas marinas, demostrado su potencial nutritivo y antioxidante. Durante una cata, a los expertos les agradó su olor, sabor y textura.
Investigadores de España e Italia han estudiado los beneficios para la salud de productos de panadería elaborados con un cereal ancestral conocido como escaña, que tiene un alto contenido en carotenoindes. Además, el equipo ha demostrado en cultivos celulares el efecto antiinflamatorio en el aparato digestivo del pan elaborado con harina de este cereal.
Un estudio realizado en Granada analiza un tipo de pan enriquecido con fibra soluble, proteínas y fruta desecada que reduciría el consumo de alimentos entre comidas y, por lo tanto, permitiría controlar de forma adecuada el consumo de energía. Este panecillo incorpora un 22% de frutas secas en su composición y una mezcla equilibrada de cereales.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Valladolid ha analizado el perfil aromático de diversos panes sin gluten para desarrollar una receta que, gracias a una proporción adecuada de diferentes harinas, mejorará el aroma final del pan. El objetivo es que se parezca lo más posible al aroma del pan de trigo.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han estudiado la calidad de la harina de distintas variedades de teff para desarrollar nuevos productos de panificación. El teff es un cereal sin gluten originario de Etiopía.
Un nuevo pan que incorpora hierro ha sido desarrollado gracias a una tecnología de la microencapsulación aportada por el centro tecnológico AINIA. Mediante este método, se ha conseguido evitar que el pan tenga el sabor amargo del hierro. El proyecto tiene entre sus objetivos paliar enfermedades como la anemia ferropénica, que afecta especialmente a las mujeres en edad de procrear, adolescentes y niños.
El centro tecnológico vasco Azti-Tecnalia junto con Artadi Alimentación, han desarrollado un pan blanco con betaglucanos de avena que reducen el colesterol sanguíneo, optimizando la fórmula a las condiciones de procesado industrial que permiten su comercialización a gran escala. El producto tiene la calidad gustativa y esponjosidad típica del pan blanco en formato barra. El pan lo comercializarán los supermercados Eroski con la marca Sannia.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Sevilla han elaborado un pan con harina de trigo modificada genéticamente de bajo contenido en gliadinas –proteínas del gluten responsables de la celiaquía–, que mantiene sus propiedades alimenticias y es apto para la mayoría de los celiacos.
“Si le preguntas a un gallego dónde está el secreto de un buen pan, te dice que en la silla, en el tiempo”, explica un maestro panadero. Tras años de caída en picado, el consumo de pan se recupera, aunque más barato, pero al mismo tiempo los consumidores comienzan a demandar un producto de calidad. Cocineros como Chicote y Arguiñano, científicos, profesionales y críticos gastronómicos analizan para SINC la situación de este alimento.
Se puede hacer buen y mal pan tanto de forma artesanal como industrial. / J. A. Peñas