El conocido como “humo de tercera mano”, adherido a la piel o a la ropa, es el responsable de los elevados niveles de nicotina que presentan los bebés que comparten habitación con padres fumadores. Así se desprende de un estudio realizado en Cataluña, que además revela que ventilar las habitaciones no resulta efectivo para reducir la concentración de tóxicos del tabaquismo pasivo.
Alrededor de una de cada 100 muertes que se producen al año en el mundo se debe al humo del tabaco ajeno, lo que supone unas 600.000 muertes al año a nivel mundial. De esas muertes, unas 165.000 se producen entre niños. Estas son las conclusiones de un artículo, publicado esta semana on line en la revista The Lancet, que evalúa, por primera vez, el impacto global del humo de segunda mano.