Los renos llegaron a la península ibérica durante el final del Pleistoceno Medio y hay numerosos ejemplos en los sitios del Musteriense y el Paleolítico Superior. Un estudio presenta nuevos datos de renos en la región oriental cántabra que apoyan el momento de la primera aparición de esta especie.
Un equipo, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha reconstruido los cambios ambientales y climáticos que se produjeron en la Península Ibérica desde el Mioceno final hasta el Pleistoceno medio a través del esmalte dental de mamíferos herbívoros.
El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, junto con investigadores de Pekín, acaban de publicar en la revista Journal of Human Evolution un trabajo sobre los dientes fósiles de Panxian Dadong, uno de los yacimientos más importantes del Pleistoceno Medio en el continente asiático.
El paso por el sur de Iberia de los últimos neandertales es más antiguo de lo que se pensaba y se remonta a hace unos 45.000 años y no 30.000, como se estimaba hasta ahora. Investigadores de la UNED han participado en la nueva datación de las muestras de dos yacimientos del centro y sur peninsular. Estos datos anulan la teoría de que sapiens y neandertales coexistieran en la Iberia del Pleistoceno superior.
La subespecie de la cabra montés ibérica Capra pyrenaica pyrenaica se extinguió en 2000, antes de que se pudieran analizar en profundidad sus características biológicas y filogenéticas. Ahora un nuevo estudio arroja luz sobre su tamaño, origen y condiciones ambientales posglaciales al describir tres cráneos fósiles de entre 4.000 y 7.000 años de antigüedad hallados en el suroeste de los Pirineos.
La reconstrucción de 27 huesos completos de extremidades humanas encontrados en Atapuerca (Burgos) ha servido para determinar la estatura de varias especies del Pleistoceno. Homo heilderbergensis, como los neandertales, tenía una altura similar a la de las actuales poblaciones mediterráneas.
Al final del Pleistoceno, hace entre 30.000 y 40.000 años, el sur de la Península Ibérica tenía una temperatura similar a la que hoy presenta el sur de Escandinavia, con una temperatura media anual de unos 10 ºC. Así lo revelan los restos de mamuts lanudos que han analizado investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, un centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada (UGR).
Investigadores del CENIEH forman parte del equipo liderado por la Universidad de Leiden que acaba de publicar un trabajo que adelanta su uso a la misma época en la que lo hacían los ancestros de los humanos modernos en África.
Ni el mamut lanudo ni el resto de fauna de climas fríos presente en Europa durante el Pleistoceno se asentaron de forma permanente en la Península Ibérica, donde tuvieron que vivir en condiciones ecológicas diferentes a las del resto del continente y compartir hábitat con animales de climas templados.
Los restos, hallados en Timor Oriental (sureste asiático), se han encontrado en lo que habría sido un refugio utilizado por los humanos del Pleistoceno.