Investigadores de la Universidad de Sevilla han comprobado como los insectos polinizadores, especialmente los de lengua larga, han influido en la forma floral de dos especies de narcisos en los dos extremos del Mediterráneo. El estudio se ha publicado en la revista científica más antigua del mundo.
Algunos patógenos de la abeja tienen el potencial de afectar a otros polinizadores silvestres, específicamente a los abejorros, según un estudio que publica la revista Nature. La investigación indica que el contagio de enfermedades infecciosas entre abejas y polinizadores salvajes podría ser una de las causas del declive de estas especies.
Las plantas que no se autopolinizan tienden a la hibridación con otras familias. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha presentado un estudio que podría contribuir al diseño de métodos de conservación ambiental y a prevenir las plagas.
Hace 110 millones de años, en plena era de dinosaurios, un grupo de insectos que transportaba polen quedó atrapado en gotas de resina. Eran cuatro hembras de tisanópteros —o trips—, con el cuerpo recubierto de granos de polen, que se han conservado hasta ahora en una pieza de ámbar de Álava. Se trata de la evidencia de polinización más antigua conocida hasta hoy, y la única del Mesozoico (hace entre 250 y 65 millones de años).
Un estudio revela que algunas especies de flores, como las estepas, el tomillo o el romero, explican una parte importante de la distribución y la abundancia de las comunidades de abejas en un entorno mediterráneo. Esta información es muy útil para planificar medidas que frenen los declives en las poblaciones de abejas de los últimos años.