Una investigación liderada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales revela que los machos adultos de Ursusarctos, además de usar señales químicas y acústicas, también muerden y arañan la corteza de los árboles durante la época de celo. Estas marcas ayudan a localizar las áreas reproductivas de la especie, un dato esencial para el éxito de los planes de conservación.
Investigadores cordobeses, coordinados por Manuel Tena-Sempere, han iniciado el proyecto europeo DEER: Developmental Effects of Environment on Reproduction, cuyo objetivo es analizar la influencia de los distintos factores ambientales en la salud reproductora y los mecanismos hormonales que intervienen.