No es habitual que la NASA otorgue una medalla a un científico español, pero la ingeniera e investigadora gallega Begoña Vila Costas (Vigo, 1963) ha conseguido una por sus “logros excepcionales” en el desarrollo del telescopio espacial James Webb, el sucesor del Hubble. La distinción la recibirá en septiembre en su lugar de trabajo, el centro de vuelo espacial Goddard, cerca de Washington (EE UU).
El 8 de agosto de 1916 se inauguraba cerca de las cataratas del Niágara, en Canadá, el Spanish Aerocar inventado por el ingeniero cántabro Leonardo Torres Quevedo. Desde entonces ha transportado a más de diez millones de turistas sobre un tumultuoso remolino del río sin un solo accidente. Teleféricos de todo el mundo siguen usando en la actualidad esta centenaria tecnología.
El popular astrofísico y divulgador científico Neil deGrasse Tyson será uno de los ponentes estrella del festival Starmus, que a finales de junio reúne en Canarias a grandes figuras de la ciencia y el arte. Las consecuencias que tendría la presencia de otra vida inteligente en el universo será el tema que debatirá Tyson pero, según cuenta a Sinc, también hay otros misterios que le apasionan, como la posibilidad de encontrar vida en Marte o Europa, la gélida luna de Júpiter.
La película El Hombre que conocía el infinito, actualmente en cartelera, retrata la vida del matemático indio Srinivasa Ramanujan, que sin estudios ni formación asombró a los eruditos de la Universidad de Cambridge con sus series del número π. Un siglo después, otro matemático autodidacta y enamorado de este número tan especial, el zaragozano Jesús Guillera, destaca el legado de su colega y los nuevos desafíos que plantean las fórmulas.
La joven investigadora Sílvia Osuna (Castelló d’Empúries, 1983), química de la Universidad de Girona, ha abierto una nueva vía para abaratar los costes de fabricación de los fármacos mediante la química computacional. El avance le ha valido el Premio Fundación Princesa de Girona de este año en la categoría de investigación científica. Ahora, con la ayuda de una beca europea Starting Grant, comienza a diseñar enzimas para sintetizar nuevos medicamentos.
Vidrio fabricado con excrementos de ciervo, botellas vacías para no ahogarse en la piscina, plantillas de cáscara de naranja, escarabajos comedores de plástico y dispositivos que premian la entrega de colillas. Estas ideas no han salido de sesudos científicos, sino de los chavales que este mes han participado en Tenerife en la FIRST LEGO League, un encuentro donde niños y jóvenes de 40 países han demostrado su capacidad para dirigir robots de LEGO y proyectos científicos.
El Ishiguro Lab de la Universidad de Osaka, en Japón, es famoso por el realismo de sus humanoides, pero en este laboratorio también se trabaja con enjambres de diminutos robots que aprenden y se coordinan con sus compañeros. Esta es la línea de investigación del ingeniero español Eduardo Castelló (Valencia, 1984), quien considera que, en contra de lo que vemos en las películas, estos pequeños robots serán los que de verdad nos simplificarán la vida.
Este 11 de marzo se cumplen cinco años de uno de los mayores accidentes nucleares de la historia, el de la central japonesa de Fukushima. Por una fatídica coincidencia de causas naturales y fallos humanos, algunos de sus reactores explotaron, liberando altas dosis de radiactividad. Tras la catástrofe aumentaron en todo el mundo las medidas de seguridad en estas instalaciones, pero su huella ha cambiado la vida de miles de personas y tardará décadas en borrarse del medio ambiente.
Conocimiento, pasión, libertad, ideas propias, falta de respeto a la autoridad y, sobre todo, curiosidad. Estos son los ingredientes de la fórmula del éxito del Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel, según su director, Daniel Zajfmann. El físico ha explicado esta semana en Madrid los secretos de este referente mundial en investigación básica que ha sabido obtener cerca de 30.000 millones de dólares en beneficios.
El Instituto de Ciencias Matemáticas se ha convertido en un referente mundial, aunque el año pasado se viera envuelto en polémicas burocráticas. En este ambiente acaba de acceder a su dirección Antonio Córdoba (Murcia, 1949), un veterano matemático que tratará de trasladar sus sueños y experiencia a este centro de excelencia de la ciencia española. “Si no queremos depender del turismo y el ladrillo, necesitamos competir en ciencia, lo que implica voluntad política y una educación del pueblo para exigir a nuestros representantes actuar en esa dirección”, afirma.