Solo existen dos grandes centros de bioseguridad de nivel 3 en España, donde se investiga con enfermedades que pueden saltar de animales a humanos. Entramos en las instalaciones donde se hicieron las pruebas de la vacuna de Hipra contra el SARS-CoV-2, la primera española que ha pasado a ensayos clínicos. Nada de lo que se estudia allí dentro debe salir. No todos los que entran a trabajar logran acostumbrarse.
Aunque las terapias contra el cáncer mejoran, sigue habiendo tumores que no desaparecen o que se reproducen de nuevo. El motivo parece estar en las células madre y en su capacidad para hacerles frente. Hablamos con Elaine Fuchs, pionera en el estudio de este tipo de células en la piel, cuyo nombre aparece desde hace años en las quinielas para los premios Nobel.
Las vacunas contra la covid se han desarrollado con sorprendente eficacia y rapidez. Sin embargo, contra la próxima pandemia puede actuarse aún mejor. Varios proyectos están empezando a buscar una vacuna que sea eficaz contra todos o la mayoría de los coronavirus. Eso nos permitiría estar preparados frente a un virus aún por extenderse o incluso por aparecer.
Un ensayo clínico pionero utiliza las tijeras moleculares contra la amiloidosis por transtiretina, una dolencia letal. La herramienta se aplica directamente en el torrente sanguíneo de pacientes y podría viajar por todo el cuerpo. Lograr una terapia de edición genética eficaz permitiría actuar una sola vez para toda la vida.
Hace 35 millones de años, un gen de autodefensa pasó de un vegetal a una mosca, lo que ahora le permite ser una plaga inmune a pesticidas naturales. Este paso de ADN no a los descendientes, sino a compañeros del entorno, es el primer caso de transferencia genética horizontal que se observa entre un vegetal y un animal complejo, y que funciona.
Una investigación ha encontrado que ciertos suplementos como la vitamina D podrían disminuir el riesgo de contagiarse por el nuevo coronavirus. Sin embargo, es un trabajo del que no se pueden extraer conclusiones: ningún complemento aislado ha demostrado mejorar la inmunidad. Explicamos qué estudios permiten sacar según qué mensajes y qué podemos hacer realmente para optimizar nuestras defensas.
La infección por SARS-CoV-2 afecta de forma variable a las personas, también tras superarla. Puede dar lugar a síntomas que se prolongan el tiempo, con la preocupación de que algunos casos evolucionen a un síndrome de fatiga crónica. Tras un año de mucho ruido, ¿qué sabemos sobre sus consecuencias?
A pesar de las muchas investigaciones contra el cáncer, aún se desconoce qué sucede cuando se origina. Según Direna Alonso, que ha publicado en la revista Nature un reciente estudio sobre el inicio del cáncer de páncreas, la clave de este big bang es una combinación de genética y entorno.
Los nuevos datos del ensayo de Oxford-AstraZeneca han revelado resultados inesperados. La primera dosis mantiene su eficacia hasta al menos 90 días, incluso es recomendable retrasar hasta entonces la segunda inyección para optimizar la respuesta. Además de los síntomas, la vacuna redujo el número de casos positivos, lo que sugiere que podría ayudar a frenar la transmisión.
Una de las preguntas clave de la pandemia es saber el tipo de inmunidad que genera el virus y el tiempo que se mantiene. Hay noticias positivas. La infección produce linfocitos B de memoria que no disminuyen seis meses después. Además, evolucionan. Los anticuerpos que producen tienden a ser más potentes y versátiles, y podrían ser más eficaces contra nuevas variantes.