Asocian de manera directa al virus de Epstein-Barr con el desarrollo del lupus

Investigadores de Stanford, en EE UU, han demostrado que este virus común, que permanece de forma silenciosa en la gran mayoría de la población mundial, desencadena el lupus eritematoso sistémico al activar células inmunitarias que atacan los propios tejidos del cuerpo. Los autores han creado una empresa para desarrollar terapias y una posible vacuna preventiva contra el virus.

lupus, paciente
Una paciente diagnosticada con lupus recibiendo tratamiento clínico en México. / EFE/ Hugo Ortuño

Uno de los patógenos infecciosos más extendidos entre los seres humanos es el responsable de la enfermedad autoinmune crónica llamada lupus eritematoso sistémico, según han descubierto investigadores de la Facultad de Medicina de Stanford y sus colaboradores.

El virus de Epstein-Barr (EBV), que permanece de forma silenciosa en el organismo de la gran mayoría de la población mundial, es directamente responsable de manipular a un pequeño número de células inmunitarias para que se descontrolen y convenzan a muchas otras de lanzar un ataque generalizado contra los tejidos del cuerpo, según muestran los científicos. Los hallazgos se publican en Science Translational Medicine.

“Este es el descubrimiento más importante que ha surgido de mi laboratorio en toda mi carrera”, afirmó William Robinson, profesor de inmunología y reumatología y autor principal del estudio. “Creemos que se aplica al 100 % de los casos de lupus”.

El lupus afecta a unos cinco millones de personas en el mundo. Es una enfermedad autoinmune que daña órganos y tejidos. Nueve de cada diez pacientes son mujeres

El autor principal del trabajo es Shady Younis, investigador en inmunología y reumatología.

Unos cinco millones de personas en todo el mundo padecen lupus, una enfermedad en la que el sistema inmunitario ataca los contenidos del núcleo celular. Esto provoca daños en órganos y tejidos de todo el cuerpo —piel, articulaciones, riñones, corazón, nervios y otros— con síntomas muy variables entre individuos. Por razones desconocidas, nueve de cada 10 pacientes con lupus son mujeres.

No hay cura

Con diagnóstico y tratamiento adecuados, la mayoría puede llevar una vida relativamente normal, pero para alrededor del 5 % la enfermedad puede ser mortal, explicó Robinson, catedrático James W. Raitt. Los tratamientos actuales ralentizan su progresión, pero no la curan.

La gran mayoría de las personas contrae el EBV antes de llegar a la edad adulta. Se transmite por la saliva, habitualmente en la infancia al compartir utensilios o vasos, o en la adolescencia mediante besos. El virus puede causar mononucleosis infecciosa, la llamada “enfermedad del beso”, que comienza con fiebre y deriva en una fatiga prolongada durante meses.

El virus puede causar mononucleosis infecciosa, la llamada “enfermedad del beso”, que comienza con fiebre y deriva en una fatiga prolongada durante mese

“Prácticamente la única forma de no contraer el EBV es vivir en una burbuja”, señaló Robinson. “Si has llevado una vida normal, las probabilidades de tenerlo son de casi 20 a 1”.

Una vez infectado, el organismo no puede eliminar el virus, aunque la persona no presente síntomas. El EBV pertenece a una amplia familia de virus —como los de la varicela o el herpes— capaces de insertar su material genético en el núcleo de las células infectadas, donde permanecen latentes durante toda la vida de la célula. En determinadas condiciones, pueden reactivarse y multiplicarse para infectar nuevas células.

Alojado en las células B

Entre las células donde el EBV se aloja de forma permanente están las células B, que cumplen dos funciones esenciales: producir anticuerpos —proteínas que reconocen y se unen a moléculas extrañas, llamadas antígenos— y actuar como “células presentadoras de antígenos”, mostrando esos fragmentos a otras células inmunitarias para activar una respuesta de defensa.

El cuerpo humano alberga cientos de miles de millones de células B, capaces de generar una enorme diversidad de anticuerpos —entre 10.000 y 100.000 millones de formas diferentes—, lo que permite defenderse de múltiples patógenos.

Curiosamente, cerca del 20 % de las células B son autorreactivas: reconocen componentes del propio cuerpo debido a errores aleatorios en su desarrollo. Normalmente permanecen inactivas, sin causar daño.

En ocasiones, estas células se activan y comienzan a atacar los tejidos propios, originando enfermedades autoinmunes

En ocasiones, sin embargo, estas células se activan y comienzan a atacar los tejidos propios, originando enfermedades autoinmunes. Algunas producen anticuerpos que se unen a proteínas y ADN del núcleo celular: los llamados anticuerpos antinucleares, característicos del lupus, que dañan tejidos en todo el organismo.

La mayoría de las personas infectadas por EBV no desarrolla lupus, pero prácticamente todos los pacientes con lupus están infectados por el virus. Esta conexión se sospechaba desde hace tiempo, pero no se había demostrado hasta ahora.

La célula B se vuelve agresiva

Aunque el EBV está presente en casi toda la población, reside solo en una fracción muy pequeña de las células B. Hasta ahora, era casi imposible identificar qué células estaban infectadas y diferenciarlas de las sanas. Robinson y su equipo desarrollaron un sistema de secuenciación de altísima precisión que lo permitió. Descubrieron que, en individuos sanos, menos de 1 de cada 10 000 células B alberga el virus latente.

Un pequeño número de células infectadas puede activar una fuerte respuesta inmunitaria; en lupus, la proporción se multiplica por 25, hasta 1 de cada 400 células.

Mediante esta tecnología, junto con análisis bioinformáticos y experimentos en cultivo celular, los investigadores demostraron cómo un número tan pequeño de células infectadas puede desencadenar un potente ataque inmunitario. En pacientes con lupus, la proporción aumenta hasta 1 de cada 400 células, una diferencia de 25 veces.

El equipo comprobó que el EBV, aunque inactivo, induce ocasionalmente la producción de una proteína viral llamada EBNA2, que actúa como un “interruptor molecular” activando genes humanos que estaban en reposo. Al menos dos de estos genes codifican proteínas que, a su vez, activan otros genes proinflamatorios.

El resultado es que la célula B se vuelve altamente inflamatoria y estimula a otras células inmunitarias, las llamadas células T colaboradoras, que comparten afinidad por los componentes del núcleo celular. Estas reclutan a muchas más células B y T antinucleares, provocando el brote de lupus.

Incógnitas

Robinson sospecha que esta cascada de activación de células B inducida por el EBV podría extenderse a otras enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn, donde también se han observado señales de actividad del EBNA2.

Esta cascada de activación de células B inducida por el EBV podría extenderse a otras enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn

La gran incógnita, según el investigador, es por qué solo algunas personas desarrollan estas patologías si el 95 % alberga el virus. Una posibilidad es que solo ciertas cepas de EBV transformen las células B en potentes activadoras del sistema inmunitario.

Proyecto de vacuna

Actualmente, varias compañías trabajan en una vacuna contra el EBV y ya hay ensayos clínicos en curso. Sin embargo, debería administrarse poco después del nacimiento, ya que estas vacunas no eliminan el virus una vez adquirido.

La Oficina de Licencias de Tecnología de la Universidad de Stanford ha presentado una solicitud de patente provisional sobre la propiedad intelectual derivada del estudio y las tecnologías empleadas.

Robinson, Younis y otro coautor, Mahesh Pandit, figuran como inventores y son cofundadores y accionistas de la empresa EBVio, que explora un tratamiento experimental para el lupus basado en la eliminación total de las células B. Estas son reemplazadas en los meses siguientes por nuevas células B libres del virus, generadas en la médula ósea. 

Referencia:

Shady Younis et al. “Epstein-Barr virus reprograms autoreactive B cells as antigen presenting cells in systemic lupus”. Science Translational Medicine, 2025.

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons.
Artículos relacionados