Investigadores de la Universidad de Almería han desarrollado un nuevo método de detección de residuos de plaguicidas, en cantidades ínfimas, en productos nutraceúticos elaborados a partir de las hojas del té verde. Los expertos han analizado la presencia de más de 140 plaguicidas en este tipo de suplementos alimenticios.
La proporción de rojos y verdes en la puesta de sol de un cuadro permite deducir la cantidad de aerosoles que había en el cielo en el momento en que se pintó. Así lo sugiere un análisis de obras maestras efectuado por científicos griegos. El trabajo es un ejemplo de la información ambiental que se puede obtener de las pinturas.
Momento de extracción de las micromuestras / Jorge Santiago Pardo.
Figuras humanas en Abrigo Remacha / Luz Cardito Rollán.
Investigadores de la UNED han descubierto que el color azulado de una pintura del Abrigo Remacha, en las Hoces del Río Duratón (Segovia), escondía un mineral que nunca se había utilizado con fines pictóricos en la prehistoria: la paracoquimbita. Los científicos han hallado también otros componentes más habituales como el hematites, responsable del color rojo.
Científicos de EE UU se han dado cuenta de que metales comunes y baratos, como el talio y el plomo, ayudan a descomponer los fuertes enlaces del gas natural para transformarlo en compuestos químicos industriales. Además las reacciones se producen a temperaturas mucho más bajas que hasta ahora, lo que puede hacer competitiva esta tecnología frente a las ventajas del petróleo.
En el Museo del Prado hay narices y barbillas que revelan las intimidades genéticas de los Austria. Hay personajes distorsionados que sugieren problemas visuales del pintor, emperadores enfermos que desvelan una dieta poco saludable y batallas navales que recuerdan a los galeotes con escorbuto. Son algunas de las historias que se ocultan tras los lienzos del museo y que hemos sacado a la luz con la ayuda de dos científicas.
Investigadores del Sincrotrón ALBA y del Instituto de Tecnología Química (ITQ) han sinstetizado la estructura de una zeolita bautizada como ITQ-52. Este tipo de material microporoso puede tener aplicaciones industriales en tratamiento de gases, encapsulación de moléculas y mejoras en la obtención de gasolina.
Investigadores del centro vasco CIC biomaGUNE y la Universidad de Amberes (Bélgica) han diseñado nanopartículas con una mitad formada por puntas de oro y otra con óxido de silicio. Son un tipo de partículas de Jano, denominas así en honor al dios romano de doble rostro, que podrían usarse en la fototerapia del futuro para tratar tumores.
Dos ejemplos de nanoestrellas con una cara de óxido de silicio (azulada) y otra con puntas de oro (amarilla). / Liz-Marzán et al.