Thomas Stocker, experto en cambio climático

“Cada país industrializado tiene una huella de carbono tres o cuatro veces mayor de lo que debería”

Los científicos persisten en limitar a 1,5 ºC la subida de temperatura para luchar contra uno de los mayores desafíos del siglo XXI: el cambio climático, como lo demuestra el informe especial del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) presentado hoy. Para el físico suizo Thomas Stocker, copresidente del IPCC de 2008 a 2015, solo se conseguirá apostando por las energías renovables y cambiando nuestro estilo de vida en menos de 30 años.

“Cada país industrializado tiene una huella de carbono tres o cuatro veces mayor de lo que debería”
El científico Thomas Stocker durante su encuentro con Sinc en el EuroScience Open Forum (ESOF), celebrado en Toulouse (Francia) este verano. / SINC

Han pasado casi tres años desde la aprobación del Acuerdo de París. Aparte del distanciamiento de EE UU, ¿ha notado cambios en el compromiso de los Estados?

Ha sido muy gratificante ver que todos los países que aprobaron el acuerdo tienen ahora un compromiso nacional de contribución de emisiones. Sin embargo, no podemos calcular cuánto tardaremos en cumplir los objetivos de París. Los compromisos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero no son suficientes para llegar a la meta. Tenemos que ser más ambiciosos. Según la evaluación científica del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), cada año que mantenemos un nivel de emisiones por encima de 10 gigatoneladas de carbono, cerramos más la puerta que nos lleva a los objetivos de París.

“El cambio de nuestro estilo de vida tiene que ocurrir bien antes del final de siglo, en los próximos 30 años”

Las temperaturas no dejan de aumentar. ¿Somos realistas en nuestras metas a largo plazo?

Primero tenemos que saber cuál es el límite correcto en el calentamiento antropogénico, y el caso es que no hay límite estricto si nos referimos a qué temperatura los seres humanos seremos capaces de adaptarnos. Resulta que 1,5 ºC es una meta alcanzable que tiene costes de adaptación que la humanidad aún puede asumir. Con 2 ºC, más gente necesitará adaptarse y por encima de 2 ºC algunas regiones no se podrán adaptar. Este es el contexto en el que tenemos que ver el acuerdo. La elección de los objetivos fue un proceso político a partir de información científica robusta. ¿Qué significaría no superar los 1,5 ºC? ¿O si limitáramos por debajo de los 2 ºC?

¿Y si fracasáramos en ambos objetivos?

Por las simulaciones y evaluaciones antiguas de escenarios de altas emisiones, aún estamos inmersos en un calentamiento de 2,7 o 2,8 ºC respecto a los niveles preindustriales. Incluso si todas las Contribuciones Nacionales Determinadas de Emisiones se hicieran realidad, con el aumento del nivel del mar se producirían cambios que afectarían y amenazarían algunos de nuestros recursos más fundamentales en este planeta, como el agua o el suelo. Con el incremento de las temperaturas también se verá afectada la salud porque aumentará el número de días en los que habrá mayor riesgo de muerte o colapso. Es una situación muy peligrosa.

Las emisiones de CO2 en España aumentaron un 4,4% en 2017, lo que implicaría que el país no está llegando a los objetivos. ¿Qué estamos haciendo mal?

El primer paso es un compromiso por parte de los gobiernos a través de las contribuciones determinadas y nacionales de emisiones. Pero lo que debe seguir es la implementación de estos objetivos, lo que implica un programa muy definido en cada país, e incluyo Suiza, EE UU, y todos los países desarrollados. Es necesario cambiar una infraestructura que ha crecido durante 100 años y que está principalmente basada en combustibles fósiles, hacia una basada en las energías renovables. Y esto no pasará de un día para otro. Es un proceso que puede tardar muchos años, pero si no se tiene un plan de despliegue rápido y de reemplazo de la vieja infraestructura, definitivamente se fracasará.

“Al alejarse del acuerdo, EE UU está abandonando la mayor oportunidad económica del siglo”

¿Qué otros aspectos entran en juego además de la cuestión tecnológica?

Nuestro propio estilo de vida no es sostenible. En esta conferencia [el EuroScience Open Forum (ESOF)], ¿cuánto plástico está siendo consumido? ¿Cuánta gente ha viajado para asistir? Se hubieran podido realizar videoconferencias, por ejemplo. Todo está muy conectado con un estilo de vida de consumo, en lugar de uno de uso. Una vez usado un producto, debería ser reintroducido en el ciclo económico a través del reciclaje y de la recogida.

¿Cree que seremos capaces de cambiar nuestra forma de vida antes de que finalice el siglo?

Esto tiene que ocurrir bien antes del final de siglo, en los próximos 30 años. Sabemos por los informes del IPCC que si no cumplimos con el aumento del 2 ºC, tendremos un presupuesto de carbono limitado. De hecho, ya se han agotado casi las tres cuartas partes. El tiempo se acaba. Las transformaciones tecnológicas, infraestructurales y sociales tienen que llevarse a cabo en una generación.

¿De qué manera afectará la decisión de EE UU en la lucha climática?

Que es el país más avanzado tecnológicamente diga que en los próximos tres o cuatro años se aparta y que no está interesado en este problema, no está facilitando las cosas. Pero creo que es una decisión tomada muy a corto plazo en la que no se han visto las tremendas oportunidades económicas que van de la mano de esta transformación. Significa comprar nuevos productos, crear puestos de trabajo, y en definitiva apostar por la acción. Cualquier economista sensato vería que es una gran oportunidad a escala global. Al decir que no está interesado en las nuevas tecnologías y al seguir usando combustibles fósiles, EE UU está abandonando la mayor oportunidad económica del siglo.

“Debemos mostrarle a la gente lo que pasaría si el cambio climático golpeara su hogar”

Según las últimas encuestas, el 36% de los estadounidenses niega que los humanos seamos responsables del cambio climático. ¿Qué pueden hacer los científicos para cambiar esta opinión?

Por mi experiencia pienso que la sociedad moderna, y en particular la de EE UU, es muy fácil de influenciar. El cambio del 40% al 64% de la población que cree que el cambio climático es antropogénico y viceversa puede ocurrir muy rápido. Durante el Climategate en la Cumbre del Clima (COP15) en Copenhague, muchos medios de comunicación influyeron en la opinión de la gente sobre el cambio climático a través de los influencers o la propaganda financiada por las empresas de petróleo y gas. Nosotros como científicos tenemos que seguir proporcionando la mejor y más robusta información sobre lo que pasa. Tenemos que introducir más datos locales y regionales. Debemos mostrarle a la gente lo que pasaría si el cambio climático golpeara su hogar, no solo por los eventos extremos, sino por la falta de recursos. ¿Qué pasaría si España fuera mucho más seca en el transcurso de un año? ¿Cómo afectaría a vuestros recursos, a vuestra agricultura? Ese es el tipo de información que necesitamos y solo procede de la ciencia.

¿Cuál es el país que da el mejor modelo de buenas prácticas respecto a la lucha climática?

Es una pregunta muy difícil. Hay varios países que en una u otra área ya son líderes: por ejemplo Dinamarca ya tiene mucha energía eólica y renovable, o Islandia tiene energía geotérmica y ha inaugurado la primera planta de energía con emisiones negativas. Es un gran logro. Otros países del mundo industrializado tienen legislaciones muy avanzadas sobre el tráfico. Pero el problema es que cada país industrializado sigue teniendo de manera individual una huella de carbono que es tres o cuatro veces más grande que lo que debería ser. ¿Conseguiremos así los objetivos del Acuerdo de París de mantener la temperatura por debajo de 2 ºC? Mi respuesta es no.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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