Linda-Gail Bekker lleva toda su vida estudiando el VIH y la tuberculosis en el continente africano. Esta activista comunitaria de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) acaba de recibir el Premio Desmond Tutu 2018 a la Investigación para la Prevención del VIH y los Derechos Humanos durante el congreso mundial de la enfermedad, celebrado esta semana en Madrid.
Usted es experta en prevención del VIH, ¿cuáles son las herramientas para evitar las infecciones en África?
La nueva modalidad de prevención se conoce como profilaxis previa a la exposición (PrEP, por sus siglas en inglés), que consiste en tomar una píldora combinada de medicamentos antirretrovirales conocidos como Truvada (ematracitabina y tenofovir) todos los días. También tenemos la circuncisión médica masculina para hombres heterosexuales y, por supuesto, la prevención de madre a hijo con antirretrovirales (ARV) para evitar la transmisión durante el embarazo y la lactancia. Estas tres vías, junto con los preservativos, constituyen la piedra angular de nuestras opciones en África.
¿Existe suficiente ayuda por parte de las administraciones sanitarias?
La PrEP aún se encuentra en una etapa muy temprana y no está disponible en la mayoría de los países. El objetivo para las administraciones africanas es reducir las infecciones en mujeres jóvenes y niñas, que poseen una incidencia mayor en comparación con sus homólogos masculinos. Pero esto también supone que deberíamos tratar a los hombres con VIH, ya que así se reducirá el riesgo de contagio.
¿Las terapias antirretrovirales llegan a todos los afectados?
Aún no se ha alcanzado el objetivo 90-90-90 en todos los países de África. Es decir, que para 2020 el 90% de todas las personas que viven con VIH conocerán su estado, el 90% de las personas diagnosticadas recibirán terapia antirretroviral sostenida y el 90% de las que reciben dicho tratamiento tendrán una supresión viral.
¿Hay grandes diferencias a lo largo del continente africano?
Por el momento, el sur y el este de África lo está haciendo mejor que África central y occidental. Esto es así porque ambas zonas poseen una mayor carga de enfermedad y, por lo tanto, los mayores programas de tratamiento. El problema es que las poblaciones clave en África están en gran parte escondidas y son difíciles de alcanzar.
Usted desarrolló una furgoneta móvil que ofrece pruebas de detección gratuitas. ¿Cómo se puede proteger frente al VIH a las poblaciones más vulnerables?
Los servicios se llaman Tutu testers para adultos y Tutu Teen Trucks para jóvenes y también suministramos PrEP y ARV. Para proteger a la población, necesitamos tener enfoques diferenciados y personalizados donde se consideren sus necesidades específicas. Así, cuando brindamos servicios exclusivos, es mucho más probable que las personas los usen.
¿Estamos lo suficientemente preparados hoy en día para el autotest del VIH?
Creo que sí, deberíamos ponerlo en práctica ya que es una excelente manera de llegar a todo tipo de personas.
¿Cuáles son los desafíos para lograr una vacuna universal contra el VIH?
Muchos. El virus siempre está cambiando y, por lo tanto, se escapa fácilmente del sistema inmunitario, lo que nos dificulta diseñar una vacuna que sea resistente al cambio.
Sin embargo, ahora tenemos mejores herramientas en el laboratorio y estamos empleando técnicas avanzadas para diseñar candidatos que pueden probarse en la clínica y luego rediseñarlos de manera interactiva. También estamos aprovechando el éxito del ensayo RV144 para mejorar esos primeros indicios de éxito.
¿Se ha superado realmente el estigma relacionado con el VIH?
Hemos ‘normalizado’ el VIH de alguna manera. Por ejemplo, ahora se realizan pruebas mucho más pertinentes, como los ensayos prenatales. Pero lamentablemente no lo hemos superado, es un reto muy difícil.