El reto de compaginar dos mundos

Catedráticas, ejecutivas, juezas, cineastas, taxistas, pilotos de aviones militares, dirigentes de gobiernos. Mujeres fuertes, mujeres, en definitiva. El aumento de su participación en la esfera pública es indudable, las mujeres han hecho posible estos cambios, pero ¿ha respondido el marco laboral y el privado? Durante la semana pasada se celebró en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) el Congreso internacional Las mujeres en la Esfera Pública: Filosofía e Historia Contemporánea organizado por el Grupo Kóre de Estudios de Género de la UC3M con la colaboración de la Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación de dicha universidad, el Instituto de Cultura Italiana de Madrid y el Ayuntamiento de Getafe. Dos enfoques básicos para afrontar este tipo de estudios: el pensamiento y la historia, convocan la presencia de expertos de los ámbitos del pensamiento, la historia, la literatura, la documentación, el arte y las ciencias sociales.

El reto de compaginar dos mundos
Montserrat Huguet, Vicedecana de Humanidades, Elías Sanz, Vicerrector Adjunto de Investigación y Carmen Martín, todos ellos de la UC3M, durante la presentación del congreso.Fuente: OIC/UC3M

“Es indudable que la sociedad contemporánea en el mundo occidental ha superado muchos de los lastres de las sociedades liberales que impedían a las mujeres acceder a los estadios de la vida pública y de la toma de decisiones. No obstante, la esfera pública es un lugar cada vez más amplio y complejo cuyos recónditos espacios no son siempre accesibles a las mujeres”. Con estas palabras, Montserrat Huguet, Vicedecana de Humanidades, directora del Grupo Kore de Estudios de Género de la UC3M y co-organizadora del congreso internacional Las mujeres en la Esfera Pública: Filosofía e Historia Contemporánea, introduce la situación actual de las mujeres en esa zona de la vida que es la pública.

Techo de cristal

Según el estudio Jóvenes y personas mayores, relaciones familiares e igualdad de género realizado por el Instituto de la Juventud a finales del año 2007, alrededor de un 20% de los jóvenes españoles cree que el modelo “perfecto” de familia es aquel en el que la mujer se hace cargo de la casa y de los hijos y no trabaja o lo hace pocas horas. En 2002 el porcentaje era del 18%. Por otro lado, y dentro de la misma encuesta realizada sobre una muestra de 1.466 jóvenes de entre 15 y 29 años, casi la mitad de los entrevistados (49,4%) cree que una mujer trabajadora no puede tener la misma relación de calidez con sus hijos que una que no trabaja. En 2002 este valor era de un 46,2%. No parece que estén cambiando mucho las cosas. Montserrat Huguet cree que, a pesar del intenso esfuerzo que España ha realizado durante las últimas décadas en favor de la igualdad, “en las empresas, la política y las instituciones públicas se mantiene el famoso techo de ‘cristal’, quizá en parte por el recelo de las propias mujeres a verse rodeadas de otras y perder así la visibilidad y el estigma de responsabilidad que tanto les costó al ocupar su puesto”.

Pero la esfera pública no incluye sólo al mundo laboral y de la toma de decisiones, donde las mujeres a menudo reciben un escaso reconocimiento y salarios deslucidos frente a los de sus compañeros. También se refiere, y así quedó claro durante la celebración del congreso, al mundo del pensamiento socializado, de la educación y de la opinión, de la expresión creativa y del lenguaje. Las distintas ponencias versaron sobre temas tan variados como la diferencia de sexos durante la Ilustración, la historia de las sufragistas británicas, la construcción política de las identidades, el individualismo y corporativismo en el feminismo español y un largo etcétera de presentaciones que, alternadas con mesas redondas para dejar tiempo y espacio a la discusión, ocuparon el amplio abanico de temas en los que se estudió a las mujeres en su dimensión pública e histórica.

Las mujeres jóvenes cambian

Este último punto de vista estuvo muy presente durante el congreso. Sin embargo y como explica Huguet, “aunque conviene no hacer cortes sustanciales entre el pasado y el presente, en la actualidad veo con satisfacción algunas diferencias claras”. Una de ellas es que las jóvenes de ahora asumen la igualdad de una manera activa y si ésta se quiebra denuncian su falta y exigen sus derechos de manera individual, sin el amparo del grupo, lo cual constituye una prueba de seguridad en sí mismas. Por otra parte, se está produciendo un gran esfuerzo educativo para que las jóvenes asuman con libertad sus obligaciones y derechos en la esfera pública, es decir, ellas “saben hace mucho tiempo que no pueden objetar de sus obligaciones como ciudadanas y que si lo hacen serán señaladas. Lo que en mi generación pudo ser un derecho hoy es una responsabilidad ineludible”, aclara la investigadora.

El futuro deseable es que cada vez más mujeres dirijan gobiernos, participen en la organización de las jornadas de trabajo en las empresas y que sus responsabilidades comunitarias no se centren únicamente en cuestiones de solidaridad, educación o asistencia. Pero sobre todo, que cada vez haya más mujeres que “tomen la palabra en público y adquieran la confianza que aún les falta”, resume Huguet, que prefiere no fijarse en las trabas porque la experiencia de las mujeres en la esfera pública les ha enseñado que “el victimismo no es sano y que es la perseverancia en los objetivos la que marca la diferencia en los resultados”.

Indudablemente la progresiva incorporación de las mujeres al mundo de lo público sin abandonar las cargas que supone el privado implica -tópicos aparte- un esfuerzo desmedido para ellas. El paso de un mundo a otro no ha ido acompañado de una reducción de las tareas y las mujeres han pasado a abarcar más obligaciones en el mismo tiempo. “La no renuncia a ninguna de ellas es un axioma y su calidad de vida de se resiente”, según Huguet. Pero ésta no es una situación nueva.

Solidaridad intergeneracional

Durante distintos períodos de la historia las mujeres han vivido situaciones donde el reto ha sido compaginar mundos. Así, durante los primeros tiempos de la industrialización aguantaban jornadas interminables sumadas, por supuesto, a las responsabilidades familiares dentro del hogar y actualmente las ayudas externas, en la sociedad española aún no suficientemente socializadas, consiguen desahogar sólo un poco sus vidas. Sin embargo, entre las mujeres se da un fenómeno que supone una clara diferencia y que pudo escucharse en el congreso en boca de los ponentes. Se trata del fenómeno de la solidaridad intergeneracional. En la actualidad y debido en parte al desplazamiento de la mujer hacia lo público, la solidaridad entre mujeres, de abuelas a madres y de madres a hijas, es tanto o más fuerte que en otros momentos de la historia. Lo más destacado y esperanzador es que no son sólo éstas las que levantan y llevan a los niños al colegio sino que de este compromiso participan también los abuelos, lo que rompe uno de los estereotipos que se suelen asignar a los españoles.

Estos pactos entre mujeres también se manifiestan en ambientes distintos al familiar. Las actitudes que van cambiando a media que cambian los tiempos, de manera que corporativismo e individualismo no parecen ir reñidos. Las asistentes más jóvenes al congreso indicaron que ya no necesitan organizarse al modo de sus madres o abuelas para entender sus derechos y en caso necesario, revindicarlos. Según explica Huguet “las mujeres más jóvenes se sienten preparadas y autónomas, lo que creo que provoca un cierto desconcierto en las generaciones previas que reivindican haber sacrificado su juventud en acciones colectivas de las cuales hoy todas somos deudoras”. En esta línea los ponentes destacaron que el individualismo –no por ello insolidario- está ganando terreno frente al corporativismo social.

Dentro de las conclusiones más importantes tras la celebración del congreso, Huguet destaca la necesidad de transversalidad disciplinar de los Estudios de Género como requisito imprescindible para su futuro pues de otro modo, “cada disciplina se cierra sobre sí misma perdiendo la posibilidad de resultados creativos”. También destaca el hecho de que las teorías sobre el género y los feminismos van muy por delante hoy de los estudios históricos o sociológicos, en relación con la tradición anglosajona y centroeuropea. Mención aparte merecen la internacionalidad de las investigaciones y la toma de contacto entre investigadores de distintas nacionalidades, indispensables para avanzar en la conceptuación del género y la historia de las mujeres.

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Oficina de Información Científica de la UC3M

Fuente: OIC
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