Día Mundial del Donante de Sangre

“Es bueno que la donación de sangre en España siga siendo altruista”

Hasta ahora, nuestro país compraba hemoderivados a Estados Unidos, donde se paga a los donantes de plasma. Para evitar problemas de suministro, un proyecto europeo busca fomentar sus propias donaciones sin renunciar al altruismo, destaca Cristina Arbona, directora del Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana. 

Cristina Arbona, directora del Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana
Cristina Arbona, directora del Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana. / Imagen cedida por la investigadora 

Las donaciones de sangre abastecen al sistema sanitario de tres componentes fundamentales: glóbulos rojos, plaquetas y plasma. Los dos primeros se utilizan fundamentalmente para trasfundir a los pacientes y España cuenta con niveles suficientes para cubrir todas las necesidades. Sin embargo, no sucede lo mismo con el plasma, que se utiliza para obtener fármacos hemoderivados.

Hablamos con Cristina Arbona, directora del Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana y directora técnica de la Fundación CAT, organismo de certificación de la calidad en transfusión, terapia celular y tisular de la Sociedad Española de Transfusión. Nos cuenta los riesgos que supone depender de terceros países para obtener hemoderivados y cómo el proyecto europeo Supply de autoabastecimiento de plasma pretende acabar con esta situación.

Además, reflexiona sobre la importancia de que las donaciones sigan siendo altruistas, a diferencia de lo que sucede en otros países, aunque eso dificulte la captación de donantes.

Las donaciones de sangre que se hacen actualmente en España no son suficientes para desarrollar todos los medicamentos hemoderivados que necesitan los pacientes. ¿Para el tratamiento de qué enfermedades se utiliza?

El plasma tiene dos usos. Aproximadamente un 8 % del plasma total obtenido de las donaciones de sangre se trasfunde a los pacientes que tienen problemas de sangrado y alteraciones de la coagulación asociadas.

Del plasma se obtienen albúmina, inmunoglobulinas y factores de la coagulación, que sirven para tratar inmunodeficiencias congénitas, anemia, trombopenia o trastornos de la coagulación

El resto se envía a la industria farmacéutica para que lo trasforme en hemoderivados, es decir, medicamentos cuyos principios activos proceden de algunos de los componentes de la sangre. Del plasma se pueden obtener sobre todo proteínas como la albúmina, las inmunoglobulinas o los factores de la coagulación. Estas sirven para tratar, por ejemplo, inmunodeficiencias congénitas, anemia, trombopenia o trastornos graves de la coagulación.

¿Cómo se extrae el plasma de la sangre?

Hay dos sistemas para obtener plasma. La gran mayoría lo obtenemos de las donaciones habituales, es decir, las donaciones de sangre total, de las cuales se obtienen glóbulos rojos, plaquetas y plasma.

Pero hay un segundo modo mucho más efectivo: la aféresis. Este proceso utiliza máquinas que extraen la sangre al donante –de una manera similar a la donación de sangre–, la centrifugan para separar el plasma y le devuelven al donante el resto de los componentes. De una donación normal obtenemos aproximadamente 250 ml de plasma mientras que mediante aféresis podemos extraer 650 ml.

La aféresis utiliza máquinas para extraer la sangre, la centrifuga para separar el plasma, luego se devuelven al donante el resto de componentes. De una donación normal obtenemos unos 250 ml de plasma, con este proceso, 650 ml

En España son comunes las donaciones de sangre, pero la aféresis no está tan asentada. ¿Podíamos disponer de plasma suficiente usando el método tradicional?

No. Con el primer método no podemos obtener la cantidad de hemoderivados que el país necesita, sino que tenemos que comprarlos a otros países. Fundamentalmente a Estados Unidos, donde se les paga a las personas que donan plasma.

¿Con la pandemia disminuyeron las reservas de plasma?

La covid-19 nos dio una lección porque vimos que disminuyó mucho en los países que nos abastecían. Eso hizo que se quedaran con el poco plasma que obtuvieron y los que dependíamos de ellos sufrimos problemas de suministro, dado que aquí y en la mayoría de los países europeos, más del 60 % de los medicamentos derivados del plasma provenían sobre todo de Estados Unidos.

En este contexto llega el proyecto europeo Supply de autoabastecimiento de plasma. ¿En qué consiste?

En realidad, ya se hablaba en Europa de este proyecto desde 2017, un momento en el que Francia sufrió el desabastecimiento de estos medicamentos. Además, se veía venir que el uso de inmunoglobulinas iba a aumentar para tratar tanto a pacientes con problemas de déficit inmunes como a personas con enfermedades autoinmunes, algunas cada vez más comunes en una sociedad que está envejeciendo. Por tanto, este “producto” es estratégico y no podíamos depender de terceros países para obtenerlo.  

La pandemia fue el detonante para poner en marcha el proyecto Supply de la UE, que busca obtener plasma de forma importante, mediante aféresis y voluntaria, y que su transformación se haga en Europa

La pandemia fue el detonante para poner en marcha este proyecto, que busca obtener plasma de forma importante, mediante aféresis y voluntaria, y que su transformación tenga lugar en Europa.

¿Qué empresa se ocuparía en España de transformar todo este plasma en hemoderivados?

En España el gran productor de estos medicamentos es Grifols, pero no es el único. Podemos optar a cualquiera de las industrias europeas mediante concursos y contratos públicos.

¿Cómo se afrontan los gastos de transformación?

Sanidad se ocupa de compensar los gastos de producción, así como todos los gastos que implica el proceso, como el de las personas que trabajan en la donación. El tema económico es muy complicado, pero los medicamentos derivados de la sangre son muchísimo más baratos si los obtenemos nosotros que si los compramos en el extranjero.

Los medicamentos derivados de la sangre son muchísimo más baratos si los obtenemos nosotros que si los compramos en el extranjero

¿Qué estrategias engloba el proyecto Supply para conseguir el autoabastecimiento de plasma?

En primer lugar, debemos dotar a los centros de transfusión de las máquinas de aféresis. También debemos adecuar los espacios –pues estas máquinas son más grandes que las balanzas usadas para la donación de sangre habitual–, formar al personal y captar donantes mediante campañas de concienciación y promoción.

Una dificultad añadida para encontrar donantes de plasma es que se tarda alrededor de 30 minutos, mientras que la de sangre son solamente 10. Todas estas estrategias llevan mucho tiempo, por lo que este plan se desarrollará a varios años vista.

¿Existe algún tipo de financiación que facilite el desarrollo del proyecto Supply?

Sí, el Ministerio de Sanidad ha distribuido la financiación de forma equitativa entre las comunidades autónomas para esta finalidad desde 2021.

¿Cuáles son los requisitos para donar plasma mediante aféresis?

Son prácticamente los mismos que para una donación de plasma normal: que la persona esté sana, tenga más de 18 años, tener un buen nivel de proteínas en la sangre, que pase la encuesta de salud y un pequeño examen médico, y tener un buen acceso venoso para que pueda estar conectado a la máquina –mediante una punción en el brazo, igual que el de la donación de sangre– durante el tiempo necesario.

Muchos ya estamos intentando sacar las máquinas de aféresis a equipos móviles para acercarnos a aquellas personas que no pueden acudir a puntos fijos de donación, que suelen ser los centros de transfusión.

Hasta ahora el plasma procedía de países donde se les paga a los donantes. ¿Por qué para España es importante que la donación siga siendo altruista, aunque esto dificulte el proceso de captar donantes?

En primer lugar, por ética. No debemos negociar con ninguna parte del cuerpo porque habría riesgo de que acabemos traficando. En los países donde se pagan las donaciones son las propias compañías farmacéuticas las que se ocupan del proceso, por lo que se ve como un sistema para conseguir dinero.

El altruismo es importante, no se debe negociar con ninguna parte del cuerpo, ya que habría riesgo de tráfico. En países donde se paga por donar, las farmacéuticas se ocupan del proceso y se ve como un sistema para conseguir dinero

Por otro lado, por la seguridad del donante. Por ejemplo, en Estados Unidos las personas pueden donar hasta dos veces a la semana y por tanto su nivel de proteínas va a ser mucho más bajo y van a tener más complicaciones que el de aquellos que solo pueden donar cada 15 días, como sucede en España.

¿Este asunto afecta también a la seguridad del paciente?

Hoy en día las donaciones están muy bien analizadas. Pero puede haber diferencias entre ambos modelos. El donante altruista dona por hacer el bien y no quiere hacer daño al paciente. El donante que recibe dinero evidentemente tampoco busca hacer daño, pero también piensa en sí mismo. Esto puede llevarle a ocultar aspectos que pueden poner en peligro al paciente.

En EE UU, las personas pueden donar plasma hasta dos veces a la semana. Por ello, su nivel de proteínas será mucho más bajo y tendrán más complicaciones que los que solo pueden donar cada 15 días, como sucede en España

Por ejemplo, nosotros preguntamos por las prácticas sexuales de riesgo. Si una persona únicamente quiere obtener dinero, puede ocultar esta información. Pero hoy en día las donaciones están muy bien analizadas, toda la sangre se examina tras la extracción.

Volviendo al aspecto ético de fomentar las donaciones altruistas frente a las pagadas, ¿podría haber sido esta también una de las razones que ha motivado la puesta en marcha del proyecto Supply?

En eso tienes razón. A la hora de comprar no estábamos valorando de dónde venían, eso nos pasa a todos los europeos, pero estamos intentando poner medios para cambiar eso. El proyecto ha comenzado por muchas razones y esa puede ser una de ellas.

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons
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