Miguel Beato es uno de los investigadores de mayor prestigio internacional en los mecanismos de acción hormonal, expresión génica y cáncer de mama y endometrio. Se licenció en Medicina por la Universidad de Barcelona en 1962. En una época donde no era común salir del país tan joven, se fue a hacer su tesis doctoral en Alemania donde ha vivido y trabajado hasta que regresó a su país de origen hace casi 10 años. Amante de la pintura y la fotografía, este autodidacta ha ayudado a la creación de tres institutos de investigación: uno en Alemania, uno en Sevilla y el último, dentro del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona y del que ha sido director durante 11 años hasta el verano pasado, el CRG.
Tu padre era ginecólogo y tú seguiste sus pasos...
Sí, estudié ginecología y obstetricia, e incluso trabajé en la clínica que él tenía en Burgos interviniendo en unos 500 partos! Lo encontraba muy divertido, me hubiera encantado ser comadrón. Y era toda una aventura, para llegar a los pueblos aislados a veces tenía que coger un caballo.
¿Porqué lo dejaste?
A mí me gustaba dedicar tiempo a las pacientes, pero era imposible, tenía un minuto y medio para cada una! Así que me metí en el laboratorio de anatomía patológica, primero en Madrid y luego en Alemania, a hacer la tesis.
¿Porqué en Alemania?
Por tradición familiar, mi padre hizo la tesis allí, y también conoció a mi madre... Y yo, aparte de una corta estancia en Columbia, Nueva York, he vivido en Alemania casi 30 años, me he casado alli....
Pero volviste a España.
Tras la unificación de Alemania hubo una fuerte crisis económica. Así que empecé a buscar otras cosas, sobre todo en un lugar con más luz.
Como Barcelona...
Bueno, empecé varias iniciativas, pero lo más interesante fue cuando Jordi Camí me invitó a ayudarles a hacer la facultad de biología humana en la UPF. Me pareció fantástico lo que estaban haciendo: una universidad que reclutaba a nivel internacional, que no hacía oposiciones sino selección de buenos candidatos, etc. Luego llegó Mas-Colell, que era el Consejero de Universidades, con la idea de crear centros de investigación básica de una gran masa crítica junto a la facultad. Esto era justamente lo que yo quería, así que creamos el CRG, que ha sido una carrera de éxitos inesperada. El mejor momento de mi carrera fue volver a Barcelona.
¿Qué opinas de la investigación en España y en Cataluña en comparación con el extranjero?
Cataluña está mejor posicionada que Madrid, pero toda España está bastante mal, porque la mayoría de la ciencia la hacen funcionarios, y así no puede funcionar. Pero creo que estamos en un punto de expansión que puede servir para ponernos en el lugar donde nos corresponde. Hay que dejar de consumir de los demás y producir conocimiento nosotros mismos. La cultura del siglo XXI es la ciencia y los científicos tenemos la obligación de hacer divulgación para que la sociedad avance junto con la ciencia.
¿Qué es lo mejor de la ciencia?
Lo más importante que los científicos podemos ofrecer a la sociedad es el respeto por la verdad, la pasión del científico, que cuando se da cuenta de que se ha equivocado, se alegra y dice "ahora sé más". Lo importante de la ciencia para la sociedad es el método científico, que la gente aprenda a tener una actitud escéptica.